Salud mental
Una joven denuncia maltrato en la sala de salud mental del Hospital
Entró voluntariamente tras un intento de suicidio y denuncia que fue maltratada por una enfermera y que la quisieron sedar contra su voluntad mientras tenía un ataque de pánico.El relato de una joven cuyas iniciales son NG llegaron a la redacción de este medio a fin de hacer conocer su historia y de denunciar una triste realidad que muchas personas viven a diario en ese lugar. Hace unos días, la joven entró de manera voluntaria a la sala de salud mental del Hospital Municipal “Santiago Fornos”, tras un intento de suicidio. Su decisión fue tomada en conjunto con los doctores Caprara y Eiliff ya que ella no se sentía cómoda con un tratamiento ambulatorio y prefirió quedarse en el nosocomio con el visto bueno de los profesionales.
NG se quedó entonces en una de las habitaciones de salud mental con tres camas donde pudo llevar su guitarra y otros efectos personales para su comodidad. Por su parte, la médica de internación estaba al tanto, ya que NG, a pesar del motivo por el cual estaba en el Hospital, no era una paciente peligrosa ni había protagonizado nuevos eventos tras ser ingresada. “Quería estar unos días cuidada y no ir de acá para allá o en mi casa”, cuenta. Se quedaría desde el sábado hasta el miércoles con la posibilidad de visitas de amistades.
El problema comienza cuando una enfermera entra a su habitación y le pide tomar una medicación y colocarle una inyección. NG pregunta qué medicamentos eran: “yo tengo un problema que necesito ver lo que me dan, es un trauma, y aparte yo cuando entré le dejé al médico mi medicación, la cual controlo muy bien y no tuvo nada que ver con mi problema, es decir, que no hubo un tema de sobredosis”. Acto seguido, la joven pide a la enfermera que traiga el medicamento que ella ya estaba tomando a lo que la enfermera responde “No podés manejar medicación acá”, nuvamente NG responde que ella solo quería ver a la profesional colocar las gotas en un vaso que ella luego se tomaría. La respuesta fue “tomate esto si querés, si no me da lo mismo” y se fue.
Allí la joven se puso nerviosa, tiró todo lo que había dejado la enfermera y vino la policía (que estaba allí ya que estaban custodiando a otra joven que estaba detenida). NG pide a los agentes que llamen a la enfermera porque ya debía tomar sus ansiolíticos para evitar las crisis de ansiedad y pánico. La profesional le dijo entonces que los medicamentos no estaban y le ofrecieron tomar algo que era parecido, según su relato. “No hay más en el frasco, es lo único que queda” le dijeron. El frasco en cuestión había sido llevado por la propia paciente y tiene un costo de 4.000 pesos.
Fue entonces cuando entre un ida y vuelta sobre la medicación la enfermera le responde “no voy a renegar con gente como vos” a lo que NG objeta “¿entonces para qué estás en un área de salud mental, porque no estás capacitada ni entendés nada”. De acuerdo al relato de la joven, la profesional de la salud le manifestó “y vos te quisiste matar y encima no querés tomar la medicación”, estando dos policías de testigo. A esto, la enfermera pide a las policías que la agarraran para sedarla y la joven se negó: “yo no iba a tomar otra cosa que no fuese la medicación que me dio mi médico, ni tampoco estaba teniendo un brote psicótico, sino un ataque de pánico por susto”. NG dice que la enfermera dijo en ese momento: “saben qué, chicas, si se quiere ir que se vaya, que se arregle”. Allí, la joven se fue corriendo y cayó por las escaleras hasta el descanso, lo cual la desorientó y le dejó algunos moretones.
Para ese entonces, tanto la psicóloga de NG como el psiquiatra habían hablado y se les informó que la paciente NG se había fugado y que no había tomado la medicación. Finalmente, NG concurrió a una farmacia con una receta y compró el medicamento adecuado que tenía que tomar.
La joven hizo su descargo y denuncia en el área de salud mental del Hospital y en el área de personal. Además, pidió hacer pública su situación “porque lo que es enfermería no está capacitado para tratar a personas con problemáticas de salud mental”. Asimismo, remarca que lo hace “por todas esas familias que piensan que su familiar va estar cuidado y mejor, que sepan cómo es”.
Por último, una médica encontró su frasco que supuestamente se había perdido y se lo devolvió. El mismo tenía su nombre y apellido.