Se inauguró el “Bosque de la memoria” en el Centro Regional Chivilcoy

Con la organización de la Comisión Institucional para la Preservación de la Memoria de la Universidad Nacional de Luján, el viernes en horas de la tarde, se inauguró el “Bosque de la memoria”, en el Centro Regional Chivilcoy.

Asistieron directivos y alumnos de la institución, familiares de detenidos y desaparecidos, entre ellos, de la docente Mónica Mignone y colectivos comprometidos con la Memoria, Verdad y Justicia de nuestra ciudad.

La Comisión Institucional para la Preservación de la Memoria de la UNLu fue creada en 2021 por Resolución del Consejo Superior, con el fin de la puesta en valor, la creación de espacios de la Memoria en las sedes regionales y la intervención en futuras acciones vinculadas a la defensa de los Derechos Humanos, la Memoria, la Verdad y la Justicia. Está integrada por los Sindicatos de Trabajadores Docentes y No docentes y los integrantes de las listas de todos los claustros con representación en la Asamblea Universitaria.

El bosque de la memoria en Chivilcoy

En el CR local, se colocaron placas en árboles que componen el predio, así como un cartel. Las víctimas recordadas son: César Lugones, María Marta Vásquez, Mónica Mignone, Oscar Alcides Peralta, Hilda Vergara y Elvira Ellacuría de Del Castillo.

LA RAZÓN entrevistó a integrantes de la Institucional para la Preservación de la Memoria respecto a los objetivos de este acto simbólico.

Analía Gómez, como representante del gremio ADUNLU, recordó que en el año 1996, el gremio creó, en la sede central, el bosque de la memoria. “Propusimos en el 2019 replicarlo en todos los centros regionales o sedes, donde haya árboles. En su momento se presentó en el Consejo Superior, se votó y ahí surge la formación de la comisión. Hoy inauguramos el primer bosque en un centro regional, que le corresponde a Chivilcoy”.

Al referirse al significado del bosque de la memoria, Gómez resaltó: “La idea es que se recuerde a los seis detenidos y desaparecidos que tiene la Universidad Nacional de Luján, pero también a los detenidos y desaparecidos de cada lugar donde esté ese bosque. En el de Luján, por ejemplo, hay una placa que recuerda a todos los detenidos y desaparecidos de la ciudad”.

Lorena Vargas, de la lista 350 de auxiliares de la UNLu, enfatizó que “es importante que cada centro regional tenga un lugar de recuerdo y memoria para los trabajadores de la educación universitaria, víctimas de la dictadura. Es preservar la memoria y a los nuevos estudiantes, inculcarles este sentimiento”.

Cristina Serafini, de la lista 250, docente jubilada, recordó que, como alumna, sufrió el cierre de la universidad durante la dictadura militar. “Durante todo el año 1979, fue una situación muy cruda, complicada, ya que si bien continuábamos estudiando, tratando de terminar las actividades, ya corría la voz que la universidad se cerraba. Muchos no pudieron obtener su título, tuvieron que ir a otras universidades o, directamente, abandonar”.

“También fue complicado tratar de mantener la paz, con los reclamos que se hacían desde todas las instancias y con el acompañamiento de la comunidad. Era la época de la dictadura y había que tener mucho cuidado. En su momento, el ministro de Educación, Llerena Amadeo, da a conocer el decreto, 22167, en que se cierra la universidad, el día 21 de febrero de 1980 y yo me recibí el 20 de febrero de 1980, justo un día antes. Lamentablemente, no todos tuvieron la misma suerte”.

“Además –agregó Serafini- todo el personal docente tuvo que reubicarse, fueron momentos muy tristes. Muchos habían dado un paso en la universidad y no lo concretaron”.

Federico Vita, del gremio ADUNLu, recordó que en su oportunidad se presentó un proyecto, que fue aprobado con el objetivo de “institucionalizar estos espacios de la memoria. A partir de ahí es que empezamos a hacerlo en cada una de las sedes de la Universidad de Luján”.

El acto

El acto se inició con las palabras de Analía Gómez, quien se refirió a los antecedentes del proyecto “bosques para la memoria” y el director del Centro Regional Chivilcoy, Jorge Guelffi, expresó la adhesión para que se concrete la iniciativa.

Seguidamente, Cristina Serafini relató su experiencia como ex alumna, destacando la figura de los detenidos y desaparecidos de la casa de estudios. Posteriormente, habló Federico Vita, quien fue secretario general del gremio en los tiempos en que fue aprobado el proyecto de la comisión.

Ricardo Falótico, del Colectivo por la Memoria de Chivilcoy, leyó un texto donde agradece el haber sido invitado para la inauguración del “bosque de la memoria”. “Habilita un espacio de disputa, de sentido político frente a toda forma de negacionismo y pedagogía del olvido”, subrayó y añadió que, con este gesto, “la Universidad de Luján corrobora su vocación de trabajar en favor de una educación pública, popular y democrática y establece una continuidad histórica entre aquellas luchas y las presentes”.

En este punto, Germán Gusmerotti entregó al Centro Regional de la UNLu, un ejemplar del libro “El fuego de su sangre, memorias de las víctimas del terrorismo de estado en Chivilcoy”. Luego, Analía Gómez hizo referencia a quiénes fueron los detenidos y desaparecidos de la Universidad de Luján, a quienes se les rinde homenaje con los bosques de la memoria. En la parte final, se hizo el descubrimiento de una placa y el cartel con la leyenda: “Son 30.000, fue genocidio”.