Tránsito / Por Jimena Villar
Lomos de burro ¿solución o problema?
En la Ley Nacional de Tránsito 24.449 no existe definición de lomos de burro o reductores de velocidad en las vías de circulación.Varios especialistas en seguridad vial consideran en la actualidad que los lomos de burro son estructuras que solo deberían existir en contadas excepciones. En este sentido, con una mirada más moderna, debería tener un punto final la existencia de estos reductores de velocidad y comenzar a pensar en otras alternativas.
Revisando noticias de hace unos años, resulta obvio que es un tópico que viene generando polémica hace rato. En el 2015 ya había entredichos entre el director de tránsito de la gestión de Darío Speranza, Martín Goldman y el actual concejal de Juntos, José Ferro. El primero defendía la existencia de dichas estructuras porque habían bajado la cantidad de accidentes, mientras que el segundo quería eliminarlas, como sigue sosteniendo aún hoy.
En cuanto a las dimensiones de los lomos, no hay ninguna ley o reglamentación vigente a nivel nacional que haga mención al tamaño, con lo cual cada comuna o distrito hace lo que le parece o cree conveniente en esta materia. En la Ley Nacional de Tránsito 24.449 no existe definición de lomos de burro o reductores de velocidad en las vías de circulación. Su colocación no está regulada y, por lo tanto, tampoco están homologados como medio idóneo para reducir la velocidad de los vehículos.
A tal punto llega esa suerte de anarquía vial que muchas veces, los mismos vecinos, ofuscados porque automovilistas y motociclistas pasan excedidos de velocidad por su barrio, fabrican artesanalmente lomos con escombros, tierra o hasta cavan pequeñas fosas, hecho que resulta ser incluso más nocivo aún. Según los especialistas, estas estructuras también aceleran, en el sector donde se ubican, la rotura del pavimento ya que el golpe de los vehículos, luego de atravesar el lomo, es nocivo para el pavimento. Como si fuera poco, también pueden impedir el escurrimiento de agua, que al estancarse deteriora el pavimento.
Sumado a la falta de normativa, el laissez faire en su colocación por parte de gestiones anteriores en distintos puntos -sobre todo en la avenida De Tomaso- y los problemas hídricos que ocasionan, está la cuestión de que, si bien obligan a bajar la velocidad, al estar sus laterales vacíos, las personas buscan sortearlos por los costados, lo cual es una conducta altamente riesgosa en caso de que la maniobra salga mal. Es decir, si bien aparecieron en su momento para solucionar el problema del exceso de velocidad, terminaron generando nuevos problemas en el tránsito.
El 18 de noviembre de 2020, el bloque de Juntos por el Cambio presentó un proyecto de resolución que fue aprobado de forma unánime por todo el cuerpo de concejales, el 28 de diciembre del mismo año. Antes que nada, un proyecto de resolución significa, palabras más, palabras menos, una sugerencia que el Deliberante hace al Ejecutivo Municipal para que arbitre los medios necesarios para resolver tal o cual cuestión. En el caso que se está haciendo referencia ahora, el proyecto del 2020 pedía "la implementación de reductores de velocidad plásticos/ PVC en los laterales de lomos de burro" [...] "para evitar la circulación de vehículos en los laterales de los reductores de velocidad, sin que ello perjudique el escurrimiento de agua de ambos cordones".
Recién ayer se vieron los primeros atisbos de una posible solución al problema, a través de una mejora en la señalización de varios lomos que están dispuestos sobre la avenida De Tomaso. Además, se colocó un cono flexible y reflectivo en el lateral que linda con el boulevard para evitar que los motociclistas sorteen el lomo por ese lado. Al respecto, consulté con el licenciado en accidentología vial, Leonardo Olivari, quien comentó “lo positivo es que la loma esté pintada, me parece bárbaro, que pongan el cono para que no puedan esquivarlo me parece también que está bueno, es una solución, prefiero eso, antes que nada. Tal vez también ayuda a desalentar que pasen cerca del cordón (boulevard) que tiene postes de luz y no están protegidos con nada, que ese es el mayor riesgo. Es preferible que pasen por arriba de la loma de burro y que sea visible a que intenten pasar por el costado, de cualquier manera”. El profesional, que trabajó 8 años para la Agencia Nacional de Seguridad Vial, también expresó “después, si se completa la loma de burro hasta el cordón o se le hace una meseta para que sea también una senda peatonal son otras ideas también viables, aunque imagino que más costosas”, refirió.
Cuando vemos algunas de las estadísticas viales (no oficiales), e incluso sin consultar las mismas, resulta obvio que el problema del tránsito en Chivilcoy es grave y que las causas son sociales, individuales y también estatales. Este partido no está en una burbuja, y gran parte de la siniestralidad vial que ocurre aquí se replica en otras regiones del país, donde los distintos gobiernos viven a prueba y error para tratar de reducir la cantidad de accidentes que año a año se llevan vidas, pero que también dejan a muchas personas con distintos grados de discapacidad.
Está claro que hay un factor central y que es el cambio cultural que debe regir las conductas de ciudadanos responsables. El mismo al que se apela ante otros flagelos sociales como la violencia de género, la destrucción del ambiente y la crueldad contra los animales, entre tantos otros. Pero ese "click" no puede producirse sin el empuje de Estados comprometidos, instruidos y que trabajen con todos los sectores, incluso con la oposición.