Derrame de petróleo
Desastre ambiental en Perú
El papel de las empresas transnacionales en los países de Sudamérica y su responsabilidad ante hechos como el ocurrido en las playas de Ventanilla.Las tranquilas aguas de las playas de Ventanilla, Lima – Perú, tienen por estos días la coloración negra y la densidad aceitosa, producto del derrame de 6.000 barriles de petróleo en una refinería de la empresa Repsol, transnacional española, el pasado 15 de enero, que ha producido uno de los desastres contra la naturaleza más grandes en el hermano país sudamericano.
Actualmente, miles de voluntarios y servidores públicos de Lima, trabajan en la limpieza de las aguas y el salvamento de las especies animales que habitan en el lugar, pero carecen de materiales suficientes para la tarea de limpieza y el cuidado de ellos mismos, debido a los gases que generan los restos del petróleo al contacto con el sol.
Vale destacar que el derrame masivo de crudo afectó a nueve playas y dos reservas naturales protegidas, la Reserva Nacional del Sistema de Islas, Islotes e Islas Guaneras y la Zona Reservada de Ancón, matando a miles de gaviotas, lobos marinos y distintas variedades de peces. Se calcula que la recuperación natural del ecosistema será de varios años.
La información oficial, sujeta a duda, es que el derrame ocurrió durante una operación de descarga de la refinería La Pampilla, ubicada en Ventanilla, un distrito de la provincia portuaria de El Callao, aledaña a Lima. Repsol atribuyó el hecho al “oleaje anómalo” producido tras la erupción del volcán subterráneo en Tonga.
El Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA), adscrito al ministerio del Ambiente peruano, informó que, hasta el momento, el área dañada es de un millón 739 mil metros cuadrados y estimó que dicha cifra podría incrementarse con el transcurso de los días por el movimiento de la marea.
Por estos días, el gobierno declaró la “emergencia ambiental” por 90 días, en la zona afectada y al mismo tiempo emplazó a los directivos de Repsol a presentarse al Congreso de la Nación a dar explicaciones de este desastre y hacerse cargo de la parte que les toca, cosa que hasta el momento no han hecho y que ha generado muchas protestas por parte del pueblo peruano, principalmente de los vecinos del Callao. De hecho, la compañía española nunca tuvo una respuesta inmediata al producirse el hecho.
Además mintió, ya que, en un principio, habría comunicado a OEFA que sólo se había producido un “derrame limitado” de 0,16 barriles (unos 25 litros) en un espacio de apenas 2,5 metros cuadrados. Pero la primera ministra de Perú, Mirtha Vásquez, declaró que, según información brindada por OEFA, Repsol no solo había dado información inexacta, sino que además no contaba con un plan de contingencia para este tipo de incidentes, tal como se informa en el portal DW.com
Esta situación pone en evidencia el rol de las empresas transnacionales en los países de América Latina y su compromiso con las sociedades y al mismo tiempo, el poco control y recursos legales con que cuentan los gobiernos para obligarlas a que cumplan con sus obligaciones, para evitar este tipo de desastres ambientales.
Todo parece indicar que una “parte del león” de las empresas transnacionales es la vía libre para quitar el cuerpo ante desastres como el que se puede ver en las playas de Lima y violar la soberanía ambiental de los países.