“Semana de la No Dulzura” para prevenir el consumo excesivo de azúcar

La “Semana de la No Dulzura” es una campaña de salud tendiente a reducir la excesiva ingesta de azúcares, perjudiciales para la salud. Va en el marco del apoyo a la ley del etiquetado frontal en productos alimenticios, bajo el lema “Azúcar oculto al frente”, que debe ser visible en las góndolas. En una entrevista para Radio Chivilcoy, el especialista en cardiología, Dr. Sergio Mauro, destacó el objetivo de esta semana respecto al riesgo en la salud del alto contenido de azúcares en los alimentos, en el respaldo a la ley del etiquetado que, finalmente, llegará al recinto de la Cámara de Diputados. “El proyecto fue presentado en noviembre de 2018, para dar una idea de la resistencia que tiene esta iniciativa. Pasaron dos años y medio sin que pudiese salir y este año fue impulsada por los diputados Cecilia Moreau y Máximo Kirchner, que movieron el tema y salió de las comisiones”.

El cardiólogo manifestó que “el lobby de las empresas alimentarias, que son muy poderosas, planteaban que se iba a generar pérdida de puestos de trabajo y exigían que vaya a otros países del Mercosur, porque, por ejemplo, los alimentos que se producen en Brasil tienen una ley diferente a la que se pretende imponer en Argentina”.

“La industria alimentaria ponía diferentes excusas para evitar que salga esta ley, pero por suerte va todo encaminado para que salga, aunque será una ley posible no la ideal, pero nos va a ayudar porque estamos ante un problema pandémico que es el exponencial crecimiento de la obesidad y el sobrepeso y el azúcar es un gran generador de este problema”.

Datos preocupantes

El Dr. Mauro aportó un importante dato, en el sentido que un niño con la alimentación estándar que, en la actualidad, se promueve con los productos industriales a los 7 años consumió la misma cantidad que su abuelo de 80 años. “Estamos en un promedio de 111 gramos por habitante, tres veces más de lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS), es necesario bajarlo y no hay forma de lograrlo más que con la educación alimentaria y con etiquetados que puedan ser identificados, para que el médico diga que determinado producto con etiqueta negra no es aconsejable que se consuma”. Remarcó que “es una buena iniciativa para que la gente se dé cuenta que esto es muy importante para la salud. Hoy tenemos chicos de 10 o 12 años con hipertensión producto de la obesidad y de valores altos de insulina, lo que es muy difícil de levantar en su vida si no hace un cambio radical en sus hábitos”.

“Además, si lo miramos desde el lado económico, esto tiene un costo enorme en salud y va para peor, así que es el momento para bajar los números”.

-Hay que saber mirar las etiquetas de los alimentos…

Por ejemplo, el jarabe de glucosa de las galletitas. Se absorbe rápidamente y provoca un aumento brusco de la insulina, que implica un trabajo excesivo del páncreas para producirlo. Esa azúcar debe ir a un lugar que, si no estás en movimiento, difícilmente va a los músculos así que se convierte en grasa. Hay países que han prohibido el jarabe de maíz de alta fructuosa y acá aún es un elemento común en todos los alimentos procesados, desgraciadamente uno en la góndola elije lo que puede comprar, pero a veces no es lo de mejor calidad o lo que necesitamos.

-También falta educación alimenticia en las escuelas…

La ley de etiquetado, además, propone educación alimenticia en las escuelas y además la prohibición de vender estos alimentos en los establecimientos. Si bien hay iniciativas como la de los Quioscos saludables, está bueno que una ley ponga un freno a esto. Es importante que esta ley se haga carne en la gente, que lo tomen como un elemento de ayuda a la hora de elegir.