Luciano Giacomini hace historia en Chivilcoy

Mantuvimos una charla con Luciano Giacomini, quien llegó a este país siendo muy pequeño, pasó desde la escuela primaria, secundaria, por la actividad en empresas, hasta fundar su propia fábrica, desafiando los avatares de un país que tiene constantes vaivenes, sigue apostando con fe: “Vinimos en barco a la Argentina, se dio porque teníamos un tío en Uruguay con su familia, el hermano había fallecido en la guerra y los padres lo mandaron a Uruguay; al poco tiempo de estar en ese país, se vino a la Argentina, creó una empresa y le ofreció a mi padre ser partícipe de la misma y mi padre se vino en el año ‘48, en el que nací, nosotros nos vinimos dos años más tarde. No fue Chivilcoy el primer lugar, sino San Martín, donde estaba montada la empresa y vivíamos en Vicente López; aparece Chivilcoy en nuestra vida a través de Salvador Carmona, con quien se encontró en una exposición en Palermo, donde la empresa presentó sus máquinas.

Salvador convenció a mi padre  y a mi tío para que vinieran a Chivilcoy, que era una ciudad pujante. A Dios gracias tomaron esa bendita decisión, la que agradezco y que la vida me haya dado la oportunidad de armar mi familia acá.

Iba al Colegio Industrial y trabajaba en Paer, donde se fabricaban picadoras de pasto y a los 18 años ingresé en Supertap, donde estuve casi 25 años, porque durante 3 años estuve trabajando en Suiza, Italia y Alemania; cuando regresé, Julio (Nicieza) me llamó y comencé a trabajar nuevamente en Supertap”.

La familia

Mis padres tuvieron una vida muy sacrificada, ambas familias vivían en Francia, decidieron casarse y volver a Italia y a los pocos meses que llegaron se desencadenó la guerra, por lo que pasaron unas peripecias enormes; yo rescato de mi padre su cultura, él tenía un especial cariño por la Argentina, nos pedía que no olvidáramos nunca que Argentina nos había abierto los brazos y eso hemos tratado de tenerlo siempre presente, a pesar de las distintas situaciones, de los momentos que hemos pasado, me da mucho dolor escuchar maldecir a este país; tenemos que hacerlo crecer, entender que la democracia exige la participación de todos; en todos estos años traté de participar en lo más que pude, con muchos errores, pero con algún acierto, pero con coraje para aconsejar fundamentalmente a mis hijos sobre los valores y la pasión que hay que tener para seguir adelante.

La familia que formé se compone de Ana María Argnani, mi esposa, cuatro hijos que están en pareja y cinco nietos”.

Los fierros

Mi pasión por los fierros nació cuando tenía seis años, cuando vi por primera vez un motor, me agarró un entusiasmo tan grande, se me irizaba la piel, era un auto americano, 8 cilindros. Luego estando en Supertap y gracias a Julio (Nicieza), un terrible apasionado por el automovilismo y por el que tanto ha hecho, pude hacerme cargo del equipo de competición, logrando lo que toda mi vida quise, estar al lado del automovilismo. Yo comencé en la época que al equipo lo regenteaba ´Chongui´  López, una persona que aparte de haber sido profesor del Colegio Industrial, es un profundo conocedor de los motores; entre los pilotos recuerdo a Layus, ´Juancho´(Ayarza), Osvaldo Morresi, que comenzó en el Turismo de Carretera, Urretavizcaya, José Luis Di Palma, entre otros”.

Los viajes a Italia

He vuelto muchas veces a Italia, a excepción de este momento de pandemia que estamos viviendo, desde el año ´80 viajé todos los años, tengo a mi hermana allá en este momento, primos de mi padre y otros familiares que están dispersos por Europa. Regreso mucho a la zona donde nací, me gusta mucho hacerlo. Udine es una provincia  que linda con Eslovenia (la ex Yugoeslavia) y Austria, muy cerca de la cadena de Los Alpes. En uno de mis regresos conocí la casa donde nací, que desgraciadamente el terremoto del ‘78 la destruyó, pero fue reconstruida por disposición del municipio”.

La Dante Alighieri

Soy el presidente de la Asociación Cultural Dante Alighieri, que está conformada por un grupo de gente maravillosa. Mi esposa está al frente de la Asociación y habla y escribe el idioma mucho mejor que yo -no quiero que se agrande-. Tenemos una muy linda relación con los connacionales”.