Carta de una docente

He recorrido muchos años en la docencia, diferentes distritos, escuelas, carreras, alumnados, niveles sociales y educativos, sistemas educativos. Ya estoy retirada, jubilada, pero nunca de mis convicciones, prioridades, ideales. No dejé de ser profe. Escucho que cierran escuelas y pasan como películas en mi mente tantas experiencias pasadas, desde mi infancia recordando el esfuerzo de mis padres para mandarnos a la escuela, de punta en blanco y que no nos faltara nada, el feliz encuentro con compañeros y la “maestra”, símbolo de la 2da madre ¡Qué respeto le teníamos! Mi mama docente ocupaba horas del día preparando las clases, corrigiendo cuadernos y yo que decía nunca voy a ser docente, termine siéndolo, en otra área, del Arte y desde que empecé lo di todo, ¿Por quién y para quién? Por y para ellos, mis alumnos. Escucho que cierran escuelas y me afecta. Hoy estamos en pandemia y pasó un año con virtualidad y ahí está el punto: La desigualdad, no todos cuentan con la tecnología necesaria, bien sabemos las enormes diferencias que marcan los distintos medios socio - económico - culturales de donde provienen, como así también el particular ritmo madurativo de cada uno. Empieza la disputa presencialidad sí o no.

Para el nivel inicial y los primeros años hay un déficit de aprendizaje solamente con la virtualidad. La educación presencial es importante para el desarrollo intelectual, cognitivo, lúdico, pero también vale recordar normas de higiene, seguridad y cuidado de la salud que se imparten en las escuelas, considerando que en algunos hogares no tienen agua potable ni cloacas y el establecimiento educativo sí, pero hay algo más en ciudades, pueblos, barrios, la única presencia estatal es la escuela y es allí con el docente por medio de charlas, dibujos o conductas, dónde se detectan abusos, violencia, violaciones, adicciones del ámbito familiar y estando las escuelas cerradas, ese niño sufre en silencio. He tenido la experiencia hace años atrás (por el 2000) en una escuela local un proyecto en común con el profesor de plástica Julio Cesar Orihuela, mi cátedra de Práctica Docente de la escuela de Artes Visuales y el Gabinete Psicopedagógico, hoy EOE (Equipo de Orientación Escolar) proyecto direccionado a detectar por medio del dibujo problemas relación niño-familia.

Estas situaciones no son nuevas, cursamos el 2021 y no entienden nada señores que disponen de estas medidas sobre la educación, sin empatía. Estoy hablando de integridad, un ser que se debe respetar y cuidar de manera íntegra, existen deberes pero también derechos. Los adultos sufrimos esta pandemia en una diversidad de factores sociales, económicos, afectivo-emocional.

¿Se pusieron a analizar cuánto entiende o sufre un niño? Mi mamá me recordaba palabras de Pestalozzi precursor de la escuela activa, pedagogo, “paso a paso y acabadamente”, pues más controles, más vacunas, más cuidado personal, cumplir al máximo con los protocolos. Soy solo una profe y escuché que cerraban las escuelas. Agradezco a todos aquellos que priorizan la presencialidad en la educación.

Patricia Conde