“Siento que elegí para mi vida la mejor carrera”

El “flaco” Masciano se convirtió con el paso del tiempo habitando nuestra ciudad, en un personaje que cautivó a toda una generación, que impulsada por su sabiduría y por su forma de encarar la profesión, por el ímpetu que le pone a cada nueva forma de hacer gimnasia, fue entendiendo que más allá de la edad, de algún impedimento físico, podía disfrutar de algunos ejercicios. Alberto Masciano, de gran proyección en los ochenta a través de la dirección del Centro de Educación Física, fue creciendo e imponiendo sus métodos.

El Trapecio lo convocó para el Descubra el Personaje de los días viernes, en las frecuencias AM y FM de Radio Chivilcoy y recorrimos parte de su larga y fecunda historia: “Soy nacido en Chacabuco, pero ya soy de Chivilcoy; el jardín lo hice en la Escuela Católica de Chacabuco, ya que mi madre era profesora de la escuela, iban chicas de Chivilcoy, a las que luego encontré acá cuando me vine a vivir, a los 30 años llegué a Chivilcoy, aunque no es exacta la fecha.

Siempre me gustó mucho el deporte, me pasé mi vida corriendo detrás de una pelota y me costó mucho elegir esta carrera, porque los padres de antes te elegían la carrera, era un drama decirle a tus padres que querías ser profesor de educación física en esa época;  la elección de la carrera fue en el primer año de la escuela secundaria, cuando vi entrar a mi profesor –Edgar Calvo-,  un hombre conocido porque fue presidente del Rotary,  me di cuenta que en la vida se podía ser muy respetado, muy importante,  que se podía vivir siendo profesor de educación física; en ese momento no había escuelas para esa profesión, pero si una San Fernando, creada por los militares –que hicieron veinte cosas mal y ojalá no vuelvan nunca más-, pero eso lo hicieron bien, un predio increíble, con todos los adelantos de la época, contrataron a los mejores profesores; cuando te recibías podías optar por la carrera Militar, inmediatamente de recibido eras sub-teniente y con un gran sueldo.

Como deporte me gustaba más el fútbol, jugaba de arquero y había que jugar más o menos bien, porque si no te quedabas afuera; me rompía los dedos y me pelaba las rodillas, terminaba golpeado, era la forma de ganarse el puesto y lo hacía bastante bien, pero después fui delantero, no era bueno, pero tenía olfato para el gol. Recuerdo de chico que jugábamos en la vereda de la calle Alsina, en mi barrio y venía a jugar con nosotros un chiquito que la gastaba, cuyos padres se enojaban cuando le pegaban, era Daniel Passarella, a quien descubrió Angel Spataro y lo fichó para el Club Argentino”.

El CEF de Chivilcoy

Al recordar su llegad a Chivilcoy, el “flaco” Masciano dijo: “Es cierto, cuando llegué a Chivilcoy ingresé en una institución muy importante, como el Centro de Educación Física, que fue parte de mi vida un montón de años, me permitió desarrollarme, no solo en el fútbol, que me gusta mucho, pero me dejaron hacer todas las locuras, formamos un equipo de gimnasia deportiva, de Natación, todos federados y los resultados obtenidos se podían leer en Clarín”.

Fútbol

Al hablar de este deporte que tanto lo apasionó siempre, Masciano recordó: “Fue un momento maravilloso, tuve la oportunidad de trabajar con monstruos como el ´Negro´ León, Scasso, Forni, Salerno y tantos otros, muchos dicen que revolucioné el fútbol de Chivilcoy, pero es algo que hice sin darme cuenta, producto de la gran pasión que siento por este deporte, era más la admiración de lo que ellos me producían a mí, que lo que yo pensaba que estaba haciendo. Recuerdo que cuando recorría la ciudad, escuchaba el latiguillo de que a los jugadores habían que darles buena comida y un vaso de vino, no hacerlos correr tanto en la semana, dijeron eso hasta que empezamos a ganar partidos y por muchos goles, hasta que después el mecánico no me cobraba, en el banco me hacían saltear la cola, fue muy lindo”.  

El gimnasio

Por una situación especial apareció el gimnasio: “Se lo debo en gran parte a mi mujer Griselda, el ´Rodrigazo´ fue terrible económicamente para el país y nos fuimos a EE.UU. para iniciar algo, pero ella me dijo que se daba cuenta que la gente me quería mucho acá, que tenía que hacer algo para que toda la gente hiciera gimnasia; el primer gimnasio se llamó Instituto Masciano y funcionaba en Bomberos, recuerdo que desde el primer día tuve mucha gente, hasta que deje de trabajar en el gimnasio y siempre digo que el día que no esté lleno, me muero de tristeza”.

La familia

Alberto se emociona al hablar de la familia: “Por suerte estamos con Griselda desde hace mucho tiempo, ahora es el momento del disfrute, Lucas que fue el primero que se fue a España y después lo siguieron Bernardo y Sofía; fue feo porque nos tuvimos que separar, pero jamás pensé que podía hacer 10 ó 12 viajes a Barcelona y que se convierta en un lugar como si estuviera en Chivilcoy”.