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Borrón y bronce
No es novedad que la historia la han escrito los/as que ganan, y al que quiera oír también hay otra historia, como decía aquella canción que tan hermosa sonaba en la voz de Silvina Garré cuando los/as cincuentones de hoy abríamos nuestros ojos a la política y la democracia naciente en los ochenta.
Desde los comienzos, la pluma de la narrativa, que constituye la memoria, se ha compuesto de adulteraciones para la creación de un ideario popular encarcelado en la ética de la dominación.
Así tenemos un majestuoso bronce de Julio Argentino Roca y varias réplicas por ahí, y a tantos otros señores cuyos nombres persisten en las calles y en instituciones tan trascendentales como las escuelas.
Baste nombrar tres casos de conocimiento público: Domingo Faustino Sarmiento, el gran asesino del gauchaje; Bartolomé Mitre, el cómplice cipayo que nos hizo furgón de cola del imperialismo británico para destrozar la incipiente autonomía industrial del Paraguay y el gran Bernardino Rivadavia, entreguista amigo de la Baring Brothers, que dejó en banda al propio General San Martín en pleno cruce de la cordillera cuando andaba libertando a la Patria Grande.
Estos tipos siguen en nuestras voces a diario cuando tenemos que indicar direcciones o instituciones y no es inocente. Nombrarlos es la trampa política de la historia para colarse en el inconsciente colectivo y sembrar a cada minuto, de los últimos más de 200 años, las bases del pensamiento colonial y su ética de la dominación sin la cual el actual neoliberalismo atroz no podría sobrevivir un segundo.
Con la misma impronta han pensado en el bronce como un lugar donde poner a los tipos más maravillosos de la historia como Mariano Moreno y su banda de amigos/as. Allí en el bronce están mudos.
Allí en el bronce los define la oligarquía cipaya y los aleja de la posibilidad de que cualquier ciudadano/a imagine la remota posibilidad de parecerse a ellos/as. Allí en el bronce los hombres buenos enmudecidos y las mujeres como Malinche, Micaela Bastidas o Bartolina Sisa ni eso.
Esas libertarias, estrategas de guerra antimperialista, lideresas políticas que entregaron sus cuerpas y las de toda su familia, ni bronce. A ellas por las dudas el olvido. Como a Néstor.
Hace días pasábamos por la avenida que lleva su nombre viendo el abandono del cartel donde su memoria se iba borrando junto con la soberanía política y económica, al ritmo de la política macribritista de este tiempo.
Y con los/as compas dijimos y si nos subimos y lo repintamos??? Pensamos en los trámites para hacer... Analizamos pros y contras... Quedamos ahí en plan de organización cuando de repente alguien nos ganó de mano y directamente lo borró del todo.
Ahora cuando decimos avenida Néstor Kirchner tenemos que aclarar: la que tiene un cartel grande en blanco. Otra dosis de colonialismo, oligarquía cipaya, entreguismo y adulteración de la memoria.
Como en el 30, que había que desyirigoyenizar, como en los cincuenta que había que desperonizar, como en los sesenta - setenta que hubo que desideologizar y se nos fueron 30 mil vidas a ninguna parte. Igual, del mismo modo y por la misma razón hoy hay que deskirchnerizar.
Mientras aquellos procesos constitutivos del ordenamiento político nacional como lo son la entrega al imperialismo internacional y la militarización y la realización de la política para sostener el entramado de oligarquías cómplices sigue intacto.
No como el cartel de Néstor que, junto a Cristina, fueron los/as únicos que se atrevieron a completar las deudas de la Revolución de Mayo.
A ellos/as ni el bronce: directamente borrón o cárcel, porque de adulterarlos/as, no hay modo.
Frente Territorial Cristina Conducción en Unidad Ciudadana Chivilcoy