Exposición en la Sociedad Francesa

“En Chivilcoy, Cortázar merece estar más vigente de lo que está”

La muestra puede ser visitada de martes a domingo de 18 a 20 horas hasta el 8 de septiembre.
sábado, 1 de septiembre de 2018 · 00:00

“Una vuelta al mundo de Cortázar”, una interesante muestra que se inauguró días pasados en la Sociedad Francesa, puede ser visitada hasta el 8 de septiembre, de martes a domingo de 18 a 20 horas, organizado por la entidad anfitriona y la Asociación de Coleccionistas de Chivilcoy.

Es un trabajo de selección de una importante colección sobre el autor de “Rayuela” y “Casa Tomada”, entre otras obras, de Jorge Giallorenzi, quien la concreta en el marco de los 104 años del nacimiento del escritor argentino.

Participaron en la inauguración, Alfredo Palazzo, Daniel Álvarez, Fabrizia Braga Navarro, Gabriela Miranda, Graciana Saby, Inés Legarreta, Julia Guzmán, Juan Palazzo, Luis Mare, Pablo Di Renzo y Valeria Trongé.

Fotos, caricaturas, dibujos e instalaciones sobre diversas facetas de la vida de Cortázar, son los formatos en que se puede apreciar esta importante exposición en los diversos ambientes de la institución de la calle Moreno 14.

En una entrevista para LA RAZÓN, Jorge Giallorenzi expresó que la muestra sólo es una parte de la colección que posee. “Consta de las fotografías y sus extensiones. Son 860 fotos y 350 caricaturas, por lo que me llevó mucho tiempo hacer la selección sobre qué cosa mostrar”.

¿Cuándo nace su afición por la obra y la vida de Julio Cortázar?

Tengo registrado desde hace unos doce años. Cortázar era buen fotógrafo. Las mejores fotografías que se le conocen son las que sacó a una hija de Varzilio, vecino de Chivilcoy. Más allá del gusto por mi profesión, que es la arquitectura, amo la fotografía y es ahí que empecé a coleccionar sus fotos de manera esporádica.

Llegué a un punto en que me interesó más y empecé a buscarlas. Y cuando me vine a radicar a Chivilcoy, ya que vivía en Comodoro Rivadavia, tuve más tiempo de buscar pistas de su paso por acá, que hasta último momento estuve encontrando. Lo mismo pasa con las caricaturas, no sólo con autores de Argentina sino de América Latina, lo que me permite buscar la obra de Cortázar a través del dibujante.

Son extensiones, investigaciones a lo ancho que no terminé y que voy a seguir. Fueron muchos años que guardaba la colección, hasta que llegué a un punto en que debía mostrarlo, porque Chivilcoy se merece que Cortázar esté más vigente de lo que está. La única placa está en el hall de la Escuela Normal, luego está la plazoleta y una calle que no es para recorrerla demasiado porque hay tres cuadras con pantanos sin haber llovido, deja mucho que desear. También la línea de tiempo que en el año 2014 hicieron los alumnos de la Escuela de Artes Visuales, sobre la pared de la Escuela Normal en la avenida Güemes, algo muy valioso. Pero no hay ningún cartel que diga: “Aquí vivió”, como sí ocurre por ejemplo, en Banfield.

¿Su paso por Chivilcoy fue complicado con cierto sector de la sociedad?

Complicado porque él tenía una mirada muy diferente a la sociedad de ese momento. La chatura de la que él habló, se refería a toda la Pampa Húmeda. Le trajo problemas el pensar distinto y de la manera que lo hacía. A los 10 años leía libros traducidos al inglés, tal es así que su madre lo hizo ver por un médico, porque le preocupaba su tremenda capacidad de lectura.

Acá lo tildaron de partidario de la izquierda y también de derecha. Las opiniones sobre Cortázar recorrieron todas las ideologías, por el hecho de pensar distinto. Era muy amigo de Domingo Zerpa, al que le escribió un prólogo cuando ya se había ido a Mendoza; era integrante de la Agrupación Artística y además miembro de la Asociación Sanmartiniana.

Todo aquel que hace y piensa distinto está mal visto por una parte de la sociedad, pero también es admirado, sobre todo por los más jóvenes. Cuando trabajaba en la Escuela Normal, sus clases seguían en los recreos, tenía un bagaje tan grande, que era superior a lo que tenía que dictar.

Y no se fue de Chivilcoy excomulgado por no besarle el anillo al obispo de Mercedes, sino porque ganó un concurso en la Universidad Nacional de Mendoza. De la Escuela Mariano Acosta fueron cinco profesores a Bolívar, entre ellos, Cortázar. Vino a Chivilcoy en canje con otro profesor que fue a Bolívar. Y cuando se fue, pensaba volver.

Pero no lo hizo, porque incursionó en los movimientos sociales, acompañó a los alumnos en la toma de la Universidad de Mendoza y hasta su apoyo a la revolución Sandinista en Nicaragua, a cuyo gobierno le donó los derechos de autor de una de sus obras.

 

 

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