Monseñor Enrique Angelelli

“Con un oído en el Evangelio y el otro en el Pueblo”

sábado, 4 de agosto de 2018 · 00:00

El 4 de agosto de 1976 el cuerpo del Obispo de La Rioja, Monseñor Angelelli yacía a un costado de la ruta nacional 38. El vicario Arturo Pinto, que lo acompañaba, salvó su vida. El hecho ocurrió en el Paraje Punta de los Llanos cuando regresaban de Chamical  donde, días antes,  habían sido torturados y asesinados  los jóvenes  sacerdotes Longeville y Murias. Angelelli había oficiado la misa del entierro y en el momento del “accidente” llevaba en el vehículo una valija con documentación para esclarecer los crímenes. La justicia determinó que el accidente fue fraguado.

El 4 de agosto de 2013 cerca del mediodía, viajábamos rumbo a Talampaya y la Providencia (me hago cargo del uso de este término) nos deparó presenciar un  acontecimiento conmovedor.

Un inusual movimiento de automóviles y personas nos obligó a detener la marcha y preguntar el motivo. Con una sonrisa, una agente de policía nos explicó que a pocos metros, en la ermita, se celebraba la misa en memoria de Monseñor Angelelli. El sitio, que corresponde al lugar donde apareció el cuerpo sin vida, fue declarado lugar histórico.

Sólo me valgo del recuerdo porque no tomé ningún dato. Una amplia construcción albergaba a una pequeña multitud. Si  bien estábamos apretados y hasta incómodos, reinaba un clima de fraternidad cristiana que me sorprendió.

Recuerdo el amplio altar improvisado donde más de una veintena de sacerdotes concelebró la misa, presididos por el Obispo Diocesano. Con cálidas y emotivas palabras se recordó la trayectoria de Angelelli que estuvo signada por el compromiso y el amor a su pueblo del que fue sin dudas su servidor: lugareños, autoridades locales, autoridades y docentes de la Universidad de La Rioja, jóvenes, ancianos, y nosotros, peregrinos ocasionales participamos de una ceremonia inolvidable, compartimos pequeñas rodajas de un enorme pan horneado por gente del lugar y, finalmente, cuando  se invitó a los presentes a que pasaran a dar testimonios, una joven mujer, representante de la Universidad de La Rioja que estaba a mi lado, me dijo ”pase usted que  no es de acá y también lo conocía”.

Pude manifestar que  en mi ciudad,  Chivilcoy, Provincia de Buenos Aires, muchos cristianos no solo conocimos su labor y lo  admiramos  sino que  nos conmocionamos con su muerte y lo lloramos , pero,  sobre todo,  tenemos presente su recuerdo y su lucha. Digo tenemos y no teníamos porque estoy segura de que es así aún hoy.

A cuarenta y dos años de su muerte Angelelli vive y alimenta con su ejemplo de entrega  la lucha por un mundo más justo. Monseñor Enrique Angelelli es presente.

Ana María Benedetti

DNI 5.910.299

 

El 4 de agosto de 1976 el cuerpo del Obispo de La Rioja, Monseñor Angelelli yacía a un costado de la ruta nacional 38. El vicario Arturo Pinto, que lo acompañaba, salvó su vida. El hecho ocurrió en el Paraje Punta de los Llanos cuando regresaban de Chamical  donde, días antes,  habían sido torturados y asesinados  los jóvenes  sacerdotes Longeville y Murias. Angelelli había oficiado la misa del entierro y en el momento del “accidente” llevaba en el vehículo una valija con documentación para esclarecer los crímenes. La justicia determinó que el accidente fue fraguado.

El 4 de agosto de 2013 cerca del mediodía, viajábamos rumbo a Talampaya y la Providencia (me hago cargo del uso de este término) nos deparó presenciar un  acontecimiento conmovedor.

Un inusual movimiento de automóviles y personas nos obligó a detener la marcha y preguntar el motivo. Con una sonrisa, una agente de policía nos explicó que a pocos metros, en la ermita, se celebraba la misa en memoria de Monseñor Angelelli. El sitio, que corresponde al lugar donde apareció el cuerpo sin vida, fue declarado lugar histórico.

Sólo me valgo del recuerdo porque no tomé ningún dato. Una amplia construcción albergaba a una pequeña multitud. Si  bien estábamos apretados y hasta incómodos, reinaba un clima de fraternidad cristiana que me sorprendió.

Recuerdo el amplio altar improvisado donde más de una veintena de sacerdotes concelebró la misa, presididos por el Obispo Diocesano. Con cálidas y emotivas palabras se recordó la trayectoria de Angelelli que estuvo signada por el compromiso y el amor a su pueblo del que fue sin dudas su servidor: lugareños, autoridades locales, autoridades y docentes de la Universidad de La Rioja, jóvenes, ancianos, y nosotros, peregrinos ocasionales participamos de una ceremonia inolvidable, compartimos pequeñas rodajas de un enorme pan horneado por gente del lugar y, finalmente, cuando  se invitó a los presentes a que pasaran a dar testimonios, una joven mujer, representante de la Universidad de La Rioja que estaba a mi lado, me dijo ”pase usted que  no es de acá y también lo conocía”.

Pude manifestar que  en mi ciudad,  Chivilcoy, Provincia de Buenos Aires, muchos cristianos no solo conocimos su labor y lo  admiramos  sino que  nos conmocionamos con su muerte y lo lloramos , pero,  sobre todo,  tenemos presente su recuerdo y su lucha. Digo tenemos y no teníamos porque estoy segura de que es así aún hoy.

A cuarenta y dos años de su muerte Angelelli vive y alimenta con su ejemplo de entrega  la lucha por un mundo más justo. Monseñor Enrique Angelelli es presente.

Ana María Benedetti

DNI 5.910.299

 

 

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