Informe Especial

Salir a comer: Cuidarse o disfrutar

martes, 14 de agosto de 2018 · 00:00

Mucho se habla hoy de bolsillos flacos, en consecuencia, esa inestabilidad bien puede instalarse, entre otros aspectos, en el sector gastronómico de nuestra ciudad.

Consultados algunos de los propietarios de establecimientos, conocidos por muchos de los que gustan del buen comer, notamos rápidamente que la preocupación se encuentra a la orden del día.

Daniel D’Amelio, dueño del comedor del mismo nombre, es uno de los que comprendió que el secreto radica en no trasladar al valor de la carta todos los aumentos caídos como lluvia de los últimos tiempos.

 

Daniel –El comedor de los Damelio-

Está difícil, todos los negocios gastronómicos sufrimos costos que se han disparado demasiado y eso hace que, al no poder trasladar los mismos al cliente, haya bajado notoriamente nuestra rentabilidad.

Entre alquileres, servicios, sueldos y aportes salariales  hemos sufrido una merma en la utilidad. Debemos aguantar, estamos como están todos, pasar este invierno y verano ya que son muchos los que dicen que a principios del año que viene las cosas cambiarán para mejor.

 

Jorge, emblemático dueño del Bar Mami, coincide con Daniel y agrega que no solo es imposible cargar sobre el cliente esos aumentos que tanto duelen, además, el cliente de alguna manera restringe algunos placeres del pasado. Menos entrada, menos postre o vinos de calidad inferior, han ganado un lugar preponderante en las cuentas mentales cuando elegimos almorzar o cenar fuera de casa.

 

Jorge  Scalerandi –Bar Mami-

Los que son bravos son los gastos fijos. Para mí son una locura, los estamos soportando cada dos o tres meses y ya sé que no son solo para mí, pero venimos aguantando demasiado.

La gente ahora consume lo justo, por ejemplo, antes se vendía mucho el vino tres cuartos y ahora se piden otros de menor calidad. Esto también puede verse reflejado a la hora de los postres y de verdad que se nota bastante.

Que querés que te diga, yo lo veo muy bravo. Para nosotros, los trabajadores, por el momento no le veo posibilidades de mejora.

La misma pregunta nos llevó hasta el Bar Colón y la respuesta, en verdad, fue parecida.

Entre todos esperan que las cosas se estabilicen o cambien para mejor, mientras tanto se mantienen en guardia, y le pelean al presente sin bajar los brazos. El deterioro en las ganancias, sin tocar el bolsillo de los preciados comensales, es parte del secreto para mantener el “éxito”.

 

Silvia -Bar Colón-

Esté bien o mal el país, nosotros tenemos la obligación de adaptarnos al bolsillo de cada cliente. Nos gusta la gente y no nos queda otra, para poder lograr que siga viniendo, que no se alteren demasiado sus economías. Precios accesibles, por ejemplo, ya hemos aguantado dos aumentos de café sin modificar el precio. Simplemente esperamos que esto de una buena vez por todas pueda cambiar.

En épocas de vacas flacas el sector gastronómico local no baja los brazos, a pesar de menores ganancias, continúan, con sacrificio, apostando al bienestar del cliente. Esperando el fin de una tormenta que deje asomar el calor y brillo del sol.

 

Por Cristian Lausano

 

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