Habló Ana Kenny, la mujer que sufrió el robo y el incendio de su vivienda

A pesar de haber pasado una semana del lamentable siniestro ocurrido en la vivienda ubicada en la Avenida 9 y Pueyrredón y la reciente detención de los responsables del mismo, Ana Kenny, sigue caminando entre cenizas y paredes descascaradas por el fuego; lo que quedó de su casa, sin poder entender por qué tras el robo quemaron su lugar, un lugar histórico y desconocido para muchos chivilcoyanos, la casa de los ex gerentes de la Glaxo, con casi 120 años de antigüedad. Hoy en ruinas tras el lamentable hecho.

Nos acercamos hasta el lugar y fuimos recibidos por Ana, mientras su hija y un amigo de la familia, trataban de rescatar entre los restos de cenizas recuerdos familiares. Comenzamos a recorrer la casa y con la angustia a flor de piel Ana nos muestra en fotos lo que era antes y lo que es ahora. Realmente duele ver la realidad.

“Tengo que agradecer a los vecinos que se preocuparon por el incendio, aunque se pudo hacer muy poco, y también a los bomberos que expusieron sus vidas para poder salvar algo”, así comenzó la entrevista Ana, una profesora jubilada que utilizaba su casa para guardar todas las reliquias de su familia.

Mientras caminábamos nos iba relatando algunas de las cosas quemadas que inevitablemente pisábamos y nos llevó hasta una de las habitaciones, en donde se originó el siniestro. “El lugar estaba todo cerrado con pisos de madera y alfombras, lo que permitió que el fuego crezca y se extienda hacia otras dependencias. Paso mucho tiempo entre el momento que prendieron fuego y la llegada de los bomberos, por lo que el siniestro estaba incontrolable y las pérdidas son totales, tal es así que estamos analizando la posibilidad de demoler el lugar, porque es muy riesgoso”.

“La casa tiene 120 años aproximadamente y la mantenía muy bien porque representa un símbolo para Chivilcoy, porque es la casa de los gerentes de la fábrica Glaxo. Tiene las características de un casco de estancia”.

“120 años quemados en minutos por la locura y el vacío de cabeza y corazón de seres que no sé cómo fueron criados para poder generar esto y no medir el daño que estaban haciendo. Me robaron e incendiaron la casa y eso es un delito gravísimo” dijo y agregó que “soy un Ave Fénix en mi vida, pero el que pierde o le roban un celular están conmocionados por lo menos por un día. Imaginate pararte en la calle con un bolso de mano y una valija, eso es lo que me quedó. Lo que no quemaron lo rompieron”.

“En un momento llorando les dije a mis hijos que había perdido la letra de mi papá y de golpe encontramos entre las cenizas una postal que mi papá nos había enviado desde Estados Unidos. Por eso me pregunto, qué necesidad de destruir de esta manera los recuerdos, las fotos y tantas otras cosas”, enfatizó.

Además de llevarse cosas de un valor económico y sentimental, se llevaron la cocina de gas, hasta los sanitarios de uno de los baños. “Me quemaron todo, pero hay cosas que no me quemaron como es el reconocimiento, el afecto y el abrazo de mi familia y amigos, mientras ellos tienen quemada el alma y todos los días van a recordar lo soretes que fueron al hacerme esto”.

“Soy profesora jubilada y sigo trabajando, por eso a veces estoy en Buenos Aires, y de esta situación se sale dando más, porque cuando vos das te empoderás, y estos chicos se quitaron poder”.

“Tendré que cerrar esta etapa y comenzar otra, porque son objetos, no es la pérdida de un familiar” decía Ana, mientras caminábamos por debajo de una galería, alcanzada por el humo del incendio.

“Una amiga me decía que el intendente tendría que venir a caminar mi casa, para ver cómo quedó, porque es algo centenario de Chivilcoy, y ver un medio de ayuda, porque lo único que enfrento son gastos y con mi familia nos quedamos sin la propiedad. Hoy tengo un problema, porque cada uno se va su casa y yo no tengo nada, por eso necesito un apoyo. Estoy en medio de una conmoción que necesito ayuda de profesionales legales y técnicos” concluyó.