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Escuelas que se cierran, mentes que se oscurecen
Educación, salud y seguridad, son los tres pilares esenciales que deben soportar prioritariamente en el presupuesto de cualquier gestión de gobierno, en sus diferentes niveles. Sin embargo no siempre es así, por lo que se palpa en la actualidad sobre todo en el área de la educación pública, donde los docentes constantemente están reclamando sueldos dignos para mejorar su calidad de vida y la prestación de sus servicios educativos y las infraestructuras donde deben dictar clases. Acto seguido, ahora, se va por la reducción de las escuelas rurales en algunos distritos bonaerense, incluyendo Chivilcoy.
Decisión que va a contrapelo del apotegma que dice que ninguna escuela debe cerrarse mientras haya un alumno para educar; así como todo chico que se lo saque de su hábitat ambiental se lo expone a un desarraigo propio, familiar y del entrono donde está afincado naturalmente. Tras la fusión de escuelas van quedando en el camino jirones de cada posta de enseñanza y los edificios son abandonados y la acción del tiempo los consume, o son usurpados o destruidos por manos vandálicas.
Esto ocurre porque no se les da un destino útil para las áreas rurales. La baja de matrícula lo trae aparejado el despoblamiento de los asentamientos rurales producto de la destrucción del nexo civilizador, el riel del progreso que fue desmantelado por erróneas políticas de antes y de ahora que obligó al éxodo poblacional de las familias en búsqueda de un mejor porvenir, sobretodo de los jóvenes, dejando en los pueblitos a los mayores soportando la tristeza de ver emigrar a sus vástagos.
Todo tiene que ver con todo y estos cambios bruscos explican la situación macabra que desvasten las raíces de las comunidades rurales que son fuentes de riqueza para la evolución de la economía del país, y por lo tanto no se debe despoblar, sino repoblar.
Luis Angel Desia
(ex- concejal municipal M.I., detenido político y víctima del terrorismo de estado).