2 de abril: Día Mundial de Concientización sobre el Autismo

Hoy puede ser un gran día. Y con un poco de suerte, mañana también.

lunes, 4 de abril de 2016 · 14:06

Un año más pasó, y llegó esta fecha que me moviliza, y mucho. Cada 2 de abril quiero escribir algo para compartirlo con ustedes, quienes quieran leerlo.

Un año pasó en el que, más o menos como todos, vamos viviendo día a día, a costa de errar, de sostener, de buscar, de encontrar, de cambiar.

Un año más de ir aprendiendo algo nuevo cada día, porque cada momento es un desafío, o una alegría, o un caos, ¿quién sabe?

Hace pocos días, me encontré con algunas madres de la ciudad, "Madres auto convocadas",  con quienes, espero, podamos acompañarnos y trabajar lo necesario para conseguir eso que tenemos en común: la necesidad de creación de nuevos espacios en la ciudad, acordes a lo que cada quien necesite. Las necesidades son varias y variadas. Y sentirse acompañada es más que bienvenido.

Por mi parte, acorde al tratamiento que lleva a cabo mi hijo (el mejor, sin duda, para él), con la ayuda de algunos psicoanalistas y sus publicaciones y entrevistas, elaboramos una hoja con alguna información que distribuimos en estos días. Hace tiempo pienso cómo podrían sumarse opciones en la ciudad y, tal vez, éste sea un buen comienzo. Hacen falta espacios de los que podamos disponer, según lo que resulte mejor a las condiciones de cada uno de los chicos, adolescentes y adultos de los que hablamos. Espero les llegue esa información (o envíen un email y se las hago llegar), porque hoy es un día de esos que no abundan. Un día en que tenemos la chance de hablar con algunos, de ser leídos. Algunos que, en mayor o menor medida, podrían interesarse, actuar, tomar medidas y participar.

Agustín, mi hijo, tiene 10 años. Él me enseñó muchas cosas. Me enseñó que no todos miramos de la misma manera, ni hacemos lugar, ni pensamos lo mismo cuando algo se presenta diferente. Diferente a la mayoría. A veces muy diferente, otras no tanto.

Me enseñó que se puede decir "hola" en la calle a personas que no conoce pero, por alguna razón, le interesan. Que pueden responderle o no, mirarnos cual "bicho raro", "pibe sacado", "nene caprichoso", o "¿qué es esto?", y seguir su camino. Voy aprendiendo, aunque a veces me molesta, pero hay que seguir, porque nada se aprende de una vez ¡y listo!, como dice Agustín. Será que la vida es así, y nada más que eso. Y en ese caso, sólo se trata de mí entonces, queriendo que todos tengan una mirada muy amable, una sonrisa o un saludo para él. 

Me enseñó, también, que se puede ignorar completamente lo que no le interesa. Que poner a prueba y desafiar a los otros es todo un arte. Que no siempre hay que tener un gran motivo para reírse. Que se puede cantar sabiendo o sin saber la letra de una canción. Se puede bailar sin música. Se puede gritar, simplemente, porque es interesante ese sonido.

Se pueden muchas cosas. Algunas medio raras, otras no tanto. "Medio raras" para el común de la gente, suele ser lo más común del mundo en "mi mundo". Y lo que puede parecer raro a muchos, para nosotros es habitual y, a veces, divertido.

La cuestión es que, de rareza en rareza, de saludo en saludo, y algunas otras cuestiones, más de una vez me gustaría poder girar y desaparecer cual "mujer maravilla”, sin explicar nada a nadie.

Pero otras veces, no. No importa lo que pase alrededor, disfrutamos. Como cuando salimos a hacer los recorridos que le interesan a Agustín, y no hay imprevistos (un bocinazo, una alarma, un corte de luz, les aseguro que puede cambiar mucho las cosas). Solemos hacer todos los días el mismo recorrido. Nunca acepta desviarse demasiado. Él guía el paseo, con su curiosidad, por las casas abandonadas de la ciudad. Casas cerradas, terrenos baldíos, locales vacíos o en construcción. Observa, espía por la mirilla de una cerradura o alguna grieta de la madera. De muchos locales, él sabe lo que había antes o lo que abrirán después. A veces, los graba o saca fotos con el celular. Un paseo que suele ser divertido y a veces increíble, porque le interesan esas cosas a las que, seguramente, la mayoría de la gente no le presta atención, y en algunos casos, hasta quisieran que no existan.

Y ahí vamos. Aprendiendo, de a poco, día a día, que hay muchas y distintas formas de vivir la vida. Mi hijo me enseña eso todos los días. Y yo aprendo como puedo.

Este 2 de abril, en esta ciudad, la nuestra, se habla de autismo y algunos otros temas. Debo decirles que soy hoy una mamá más que agradecida por eso. Me entusiasma y pienso: ¡Bien! ¡Vamos! ¡Es bienvenido! Entonces, decidí sumar la información que comentaba al principio, distribuirla y llevarla al acto anunciado. Es una gran ayuda que haya algo de información al alcance de aquellos a quienes les interese recibirla. Y, sobre todo, de aquellos que cuentan con los recursos para hacer más en la ciudad y tomar las decisiones necesarias. Por eso, Hoy puede ser un gran día, una gran oportunidad.

Pero más allá de esta fecha, de este 2 de abril y algún día más, es necesario que durante todo el año nos ocupemos de crear las condiciones para que los profesionales, y otros tantos a quienes necesitamos, puedan recibir la capacitación necesaria, y que nuevos espacios puedan llegar a crearse. Sé que hay muchas personas con ganas de participar, de aprender, de acompañar, de capacitarse y trabajar. Así que en eso estoy, y estamos.

Seguimos adelante y acompañados, porque la vida que pueda vivir mi hijo y otros tantos, con el tratamiento adecuado, buenos compañeros de ruta y nuevos espacios, puede ser cada día, para cada uno de ellos, una gran oportunidad. Y con un poco de suerte, mañana también.

 

Mariana Petraglia

Contacto: [email protected]

 

Comentarios