Una opinión sobre los concursos de belleza

¿Quién dictamina qué es lo bello?

jueves, 9 de octubre de 2014 · 00:00

La belleza no es un hecho objetivable. Por lo tanto, calificarla y organizar un escenario de competencia es una situación tan discriminatoria como violenta.

¿En qué lugar ponen los concursos de belleza a las jóvenes mujeres? ¿No son esos certámenes el  enunciado más visceral y primario de su cosificación, con el agravante de que muchas de ellas son adolescentes, casi niñas?

Una tras otra, la fila de chicas mostrando sus cuerpos, cada una con un número,  cual envases  en una cinta que las lleva, como en una fábrica de juguetes, todas igualitas y hechas en serie, para satisfacer el deseo del jurado que, por supuesto, está regido por los gustos y placeres masculinos.

¿Quién dictamina qué es lo bello? ¿Bajo qué parámetros?

Es necesario poner el foco en el contenido sexista y discriminatorio de las elecciones de reinas en las fiestas culturales de las ciudades, incluida la nuestra.

Chicas que conjugan los mandatos de belleza con los que pueblan los cuentos infantiles tradicionales, en los que se abren dos destinos para las mujeres: brujas o princesas, feas o lindas, machonas o femeninas, malas o buenas. Es obvio aclarar que las buenas son las princesas, lindas, femeninas y posibles madres. Las otras, no tienen lugar en esta sociedad.

Es preciso visibilizar estas cuestiones, es nuestro gran desafío como sociedad. ¿No deberíamos dejar de idealizar a la belleza y ponerla en moldes? Entender que es un concepto absolutamente subjetivo y personal. ¿Cuál es la idea de hermosura? ¿La belleza se puede medir y etiquetar?

En los últimos años, se multiplicaron las acciones contra este tipo de competencias consideradas, cada vez más, una práctica discriminatoria y sexista. Planteos judiciales que antes eran impensados, movilizaciones de grupos feministas, organismos gubernamentales que salen a concientizar y proyectos legislativos que buscan regular o hasta eliminar cualquier clase de fiesta que tenga a la mujer como una mercancía exhibida en el centro de la escena.

Pese a que el imaginario colectivo equipara la violencia con golpes, violaciones y muerte, existe esta violencia mucho más peligrosa por ser mucho más sutil, tipificada en la Ley Nacional N° 26485 de "protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales", que no es más que aquella basada en los "cánones de belleza que deben cumplir las mujeres", la que imponen los medios de comunicación, las modas, redes sociales y la sociedad en general, que son las que reportan el éxito o el fracaso social de esas mujeres.

Al mismo tiempo, estos concursos de belleza entre niñas, adolescentes y jóvenes refuerzan la idea de que las mujeres deben ser valoradas y premiadas exclusivamente por su apariencia física, basada en estereotipos, promoviendo así, en muchos casos, una verdadera obsesión por la belleza corporal,  por un ideal de perfección que nunca se alcanza e incluso disparando en enfermedades como bulimia, anorexia y otros trastornos alimentarios y por supuesto, en la eterna sensación de disconformidad con "esta que soy, que no logra ajustarse al modelo que me va a permitir pertenecer a  eso que traerá mi felicidad".

 

Claudia Marengo

Integrante de Red Par, "Periodistas de Argentina por una comunicación no sexista"

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