Tristeza en el fútbol

La decisión de Marcelo Enrique, familia de futboleros, nos deja una cantidad de emociones, difíciles de describir y analizar. Marcelo, ese delantero veloz, que picó tantas veces pegado a la raya para tirar esos centros rasantes que metían miedo a la defensa rival, esta vez no llegó al fondo de la cancha, hizo un amague de meterse por adentro, de evaluar su pensamiento y decidió irse del partido, del fútbol que tanto amaba y de la vida, por la que caminó entre sueños, alegrías, tristezas, buenos momentos y de los otros.

Con solo 28 años, con un largo camino por recorrer, tanto en la vida cotidiana, como en la deportiva, decidió abandonar todo, para irse de este mundo terrenal, dejando una herida profunda en todos, en su familia, en sus amigos, en sus compañeros del fútbol, en todos aquellos que de una u otra manera, no pudimos hacer algo para que revocara la terrible decisión que tomó.

El sábado, en la sexta fecha del Torneo Clausura, con la camiseta verde con la que arrancó su carrera como futbolista, tras un pasaje corto por Atlético Independiente, dejó el último centro, para que lo descolgara allá en el cielo, uno de los tantos arqueros de ese equipo invencible, que tiene siempre guardada una camiseta para el que llega.

Hasta siempre Marcelo…tristeza, bronca, angustia, mucho dolor, aunque sea tarde para todo.