Ciclismo

Como el vino añejado en roble

martes, 13 de febrero de 2018 · 00:00

El domingo, la ciudad de Chivilcoy vivió una tarde diferente a lo habitual. El centro de la ciudad estaba distinto, ya que todo estaba listo para vivir los Carnavales 2018, con calles cortadas, un escenario gigante armado en el atrio de la Iglesia Nuestra Señora del Rosario, y los puestos de las diferentes instituciones deportivas diseminados por el contorno de la Plaza 25 de Mayo, preparando todo para la noche. Toda la previa para la verdadera fiesta popular. Sin embargo, hubo un “pequeño detalle” que cambió todo. Al mediodía en Lanús, un tal Fernando Antogna ratificaba todo lo que el ambiente especializado del ciclismo nacional venía anticipando: Ciudad de Chivilcoy va a ganar la 83° Doble Bragado; puede ser Román Mastrángelo, puede ser Fernando Antogna, puede ser uno de los Borrajo o hasta el mismo Adrián Gariboldi. Y fue Antogna, el flaco de la Glaxo que fue parte del grupo de 14 que el primer día sacó 1 minuto de ventaja al pelotón, y que luego pasó al frente de la general al llegar a Pergamino, y que más tarde contó con un trabajo descomunal del equipo para mantenerse arriba hasta la llegada final en el sur del Gran Buenos Aires. Fernando Antogna, junto al grupo que participó de la Doble Bragado (integrado por Román Mastrángelo, Adrián Gariboldi, Emiliano Trozzi, Aníbal Borrajo y Alejandro Borrajo) y aquellos que por reglamento se quedaron abajo (Adrián Bozzini, Mauricio Trozzi, Ariel Di Palma, Nicolás Benedetto, Norberto Oviedo), fueron recibidos por una verdadera multitud que desde temprano los fue a esperar a la avenida Mitre, a la rotonda de Ruta 5 y Acceso Alfonsín, al Choripaso y algunos hasta Gorostiaga. Desde la época en la que el gran Emilio Satriano ganaba carreras del Turismo Carretera (inclusive llegando al título), no se veía tanto público en movilizado por un éxito deportivo. Fernando Antogna ya se había dado el gusto de ganar la 78° Doble Bragado en febrero de 2013, y si bien fue una gran satisfacción personal, lo hizo con la camiseta del Tres de Febrero. Este domingo se transformó en el primer ciclista local de la historia en ganar la Doble Bragado con una camiseta local. Por eso el festejo sin fin. Estoy en esto de informar las actividades deportivas de la ciudad desde hace poco menos que tres décadas. Apenas un par de años después de mis inicios, quien por entonces era el dirigente del ciclismo local por excelencia, Jorge Luppo, me dijo un día: “Tengo un pibe que anda muy bien, ¿por qué no le hacés una nota?”. Ese pibe, de 15/16 años por entonces, participaba en carreras de tierra, las ganaba, era un flacucho tímido, era Fernando José Antogna. Por tal motivo, he tenido la suerte de ser contemporáneo de todos sus escalones dentro del ciclismo; su calidad fue observada por los hermanos Gabriel y Juan Curuchet, quienes desde muy joven se lo llevaron al poderoso equipo Toledo; también ví su participación con la Selección Argentina, logrando medallas en los Juegos Odesur y los Panamericanos de Ciclismo (durante un tiempo formó parte de la cuarteta récord nacional en persecusión), su locura de hacer la omniun en pista y ser el primer Campeón Argentino de esa especialidad, la formación del equipo Ciudad de Chivilcoy que ganó dos Doble Bragado (pero no por él), el gusto de correr internacionalmente con el Jamis Sutter Home de los Estados Unidos, su regreso a casa con el equipo Tres de Febrero y allí festejar su primera Doble Bragado, y finalmente, en un proyecto que también tuvo un gran apoyo oficial, la formación del actual equipo Ciudad de Chivilcoy con la mayoría de sus integrantes locales. El domingo ratificó su condición de ídolo doméstico (y afuera también, porque lo admiran en todos lados), recibió un gran mimo de parte de un montón de gente que más allá del logro en esta Doble Bragado, miran con asombro la unión lograda entre dos antagónicos que a lo largo de los años se potenciaron con la presencia del otro y que ahora disfrutan del ejemplo que le dejan a las generaciones futuras dentro del ciclismo local. A los 41 años (casi casi 42), Fernando Antogna puso en duda su continuidad en el ciclismo profesional; es que Agustina se lo reclama, Ludmila y Maia también, y Luka mira con admiración doble (al ciclista y al padre) porque quiere seguir su camino. “Noté” para algunos, “Tije” para otros, Fernando para todo el mundo. La decisión que tome, cualquiera sea, seguramente será la mejor. Como cuando era un flacucho tímido y me dijo: “Algún día voy a ganar la Doble Bragado”.

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