DelOeste Art. y SEP Filial Chivilcoy - Reseñas literarias

Reseña realizada por la escritora/ poeta Mirta Venezia, sobre el libro “La noche viajando con nosotros” de la escritora/ poeta Nora Raquel Quiroga, (Ediciones El Mono Armado)
miércoles, 10 de agosto de 2022 · 23:09

Reseña realizada por la escritora/ poeta Mirta Venezia, sobre el libro “La noche viajando con nosotros” de la escritora/ poeta Nora Raquel Quiroga, (Ediciones El Mono Armado), el cual se presento el pasado sábado 16 de julio, en las actividades organizadas por DelOeste Art. y Sociedad de Escritores de la Provincia (SEP Filial Chivilcoy)  en los 127° Aniversario de la Biblioteca Popular Dr. Antonio Novaro.

 

“La noche viajando con nosotros” es un prodigio y digo prodigio porque es difícil rescatar la memoria de una infancia que resiste el embate de una ausencia dolorosa.  

Nora Raquel construye a través de poemas y prosas poéticas un corpus que es una especie de viaje iniciático y se ampara en la noche como protagonista. La noche es una integrante más de su familia que viaja hasta un pueblito en el sur llamado San Julián donde se asienta  la matriz de esta suerte de nouvelle.  

Todo sueño sin excepción presenta en el contenido manifiesto restos diurnos, es decir impresiones de los últimos días o del día anterior al sueño. Estos residuos suelen ser nimios, insignificantes. Así sucintamente nos lo explica Sigmund Freud, Me permito elucubrar que el nudo de este libro nace de restos diurnos que se han iniciado en la infancia de Nora y se han repetido a lo largo de la vida y la han llamado una y otra vez para concretar esta tarea; ella se pone al hombro una historia familiar que ha hecho anclaje en su infancia. 

Toda escritura es un viaje de descubrimiento dice Nadine Gordimer * y Nora así lo entiende y se apoya para desnudarse. 

¿Cómo lo hace? a través de flashes de su mente, lucecitas que han quedado en su corazón y que ella recrea e inventa con el lenguaje y con el sentimiento. 

Cito: “El sonido monótono del auto y la/noche viajando con nosotros. Nuestras agudas/voces cantan para distraernos de ese largo/movimiento, acentuando lo que está debajo/del silencio. El frío invade el coche.” 

 ¿Cómo hace la maga para dar vida a esta historia?  

¿Cómo se hace para ovillar un viaje dentro de otro y otro y otro y seguir  la huella de  piedritas intermitentes como luciérnagas que quedaron allá lejos y hace tiempo? 

“Las palabras son todo lo que tenemos.” dice Samuel Beckett y a ellas recurre la autora para cerrar la herida mortal con algo que la devuelva más viva a la vida. 
Ahí está el talento de Nora ahí está la sustancia que alimenta este libro que amparado en  el viaje y en la noche tamiza los sueños con la realidad cruda y la que hubiera querido que fuera, nos sumerge en un ayer que conmueve y se actualiza constantemente; ponerle el cuerpo a la ausencia materna, al dolor sublimado con algunos souvenirs, algunos motivos, algunos ritualitos que traen color, aroma  y texturas : 

Cito: “El pueblo nos espera en el alba mortecina envuelto en viento y polvo, durmiendo la quietud del puerto” dice Nora y también las espera la casa y las meriendas con la madre y la hermana mientras: 

“ el viento soplaba las celosías y un sol pálido entraba por la ventana,”  

Ella puede ver a su madre que “camina hacia la tempestad, en un afán de limpiarse el olvido, camina arrastrando su pasado dejando grietas de quien fuera, camina y el dolor derrota todo nombre” 

La presencia de la madre ausente abre alas, a través de la llegada del circo, con toda la melancolía y los colores gastados de los circos de antaño, con sus animales tristes, sus jaulas y sus carromatos. 

Cito: “Llegó el circo al sur. Puerto San Julián se abre/ al bramido, al ulular, a los berridos/y los rugidos que cansadamente rompen/la monotonía de la pequeña ciudad”  

Avanzamos en la historia, casi todo el poemario está velado por una gasa transparente que a veces se deja y a veces no. Es tarea del lector desentrañar si la madre es una Amazona del aire y corre el riesgo de caerse, es tarea del lector desmalezar el entramado hasta donde pueda o quiera.  

Impactante metáfora la amazona que cae, hay que saber leer entrelíneas la ferocidad y belleza de lo oculto, hay que dejarse penetrar.  

¿Es la madre la amazona que cae?  

Nos dice la autora refiriéndose a ella, su madre y a su hermana: 

 “Somos sombras atadas a su cintura/con hilos de bramante. Flameamos, banderas de la vida,/ sin derrotero preciso./ Una mano rompió el hechizo del viento,/caímos en la tierra revuelta/como ramilletes descoloridos,/una mano dejó su nombre en la piel de su hombro… 

 Ese circo de animales tristes la reclama/para el salto mortal./La Amazona del Aire se ha caído.” 

Nos dice Mariel Monente en el poema Golondrina que “El cuerpo de la infancia/es frondoso/como un olmo/de él penden/miradas/que no pude descifrar, 

La poeta que nos ocupa hoy pareciera responderle: 

“en espera del sueño  en esa hora de siesta/recordará el rostro de su madre que quedase allá,/ tan lejos, entre viento, polvareda y matas negras,/colgada de un trapecio” 

 

El viento, el ripio, la meseta, el mar, la salina, las caléndulas, los tapaditos verdes con cintas de terciopelo, la alegría efímera de la nieve, el frío, resortes que la autora despliega con ternura sugiriendo lo que vendrá, son una apoyatura de la que se vale para ir manejando un delicado equilibrio, un sube y baja de emociones, casi una trapecista de la vida, que planta mojones en el camino para no caer. 

 Cito “cuando nevaba jugábamos en la vereda,/ armábamos bolitas y se las arrojábamos a/mamá, apenas asomada en el ventanal…La nieve se embarraba pronto, se transformaba en una masa gris y opaca que se iba desarmando en nuestras manos, mojando guantes y echarpes, haciéndonos huir hacia el calor de la casa. El juego había terminado” 

Reflexiono que esta ceremonia de la nieve se inicia pura y blanca y luego se desgasta como la vida se agrisa, anticipa lo efímero y contradictorio de la existencia. 

Si la poeta tenía una urgencia, un deseo que no se había materializado, una deuda quizás, una piedra que debía convertirse en rosa, el poemario lo cubre con creces, se percibe el trabajo refinado, el proceso de maceración que han tenido estos versos escritos hace muchos años y que salen ahora a la luz. El momento es ahora, Nora Raquel, esta mujer madura, esta poeta sensible y entera nos lleva a sus paisajes del sur, a través de sus ojos de niña nos enseña sus fantasmas, las postales del circo, sus mapas de plumín, el ventanal. Ella nos lleva a través de un trabajo paciente, mesurado, doloroso, abnegado, un camino lento que no le ha sido fácil: “dejar caer el oficio de ser hija”, no le ha sido fácil “ ser hija sin madre” . 

No es sencillo honrar a la madre, pero Nora sabe que la relación con la madre es la más significativa de nuestra vida y sobre ella se construyen las demás relaciones. 

Además de ser una brillante poeta, un ser humano entrañable y amoroso, ella es una agradecida de la vida. 

Como nos enseña Bert Hellinger 

“La gratitud es el reconocimiento de que alguien nos ha hecho un bien. ¿Y cual es el mayor de los bienes que hemos recibido?

                    La Vida 

 

- *Nadine Gordimer ? fue una escritora sudafricana ganadora del Premio Nobel de literatura en 1991. En sus libros trata los        conflictos interétnicos y el apartheid  

                                                                                                               

                                                                                                                                    Mirta Venezia                                                                                                                                                                              16/ 7/ 22 - Chivilcoy - Prov. Bs. As. 

 

 

 

Comentarios

14/8/2022 | 11:22
#164795
De Mirta Venezia excelente reseña de La Noche viajando con nosotrosdonde su autora Nora Raquel Quiroga hace de la noche un ser existencial con toda la fuerza del misterio,y de la capacidad de guardar en la simiente del tiempo todo el Alba de la vigilia y el sueño.La poeta Mirta Venezia es una maga de la palabra porque así nos lleva con el poemario de Nora Raquel Quiroga.