Dedicatoria Intendente Ariel Franetovich.

lunes, 22 de octubre de 2007 · 18:00

A mi querido Chivilcoy, a mi barrio, mi casa, cómo expresar lo que siento... a mi pueblo que me dio todo.

Hoy me detengo un instante a pensar y nos encontramos en el sesquicentenario de mi ciudad, de mi casa, de mi pueblo, en el que durante 41 años viví todo tan rápidamente,... alegrías, angustias, disgustos y nuevamente felicidad, agradecimiento, orgullo.

Mi ciudad me dio todo, el afecto de mi hogar, de mi familia, de mi casa que se extiende a todo el barrio donde recibí afecto, contención y apoyo espiritual en los momentos más difíciles. Me dio dos hijos: Esteban y Marcos, que son el futuro como los demás hijos de todos los chivilcoyanos que algún día leerán este libro..., nuestra historia. Por ellos me desvelo, sueño, lucho y lucharé incansablemente desde mi única aspiración que es el dejarles un Chivilcoy conjuntamente con todos los que de buena fe contribuyen para ello.

Pero también me dio la posibilidad y el orgullo de delegarme las máximas responsabilidades como Juez de Paz primero, y actualmente como Intendente Municipal, y continuar trabajando para abrir los caminos que conducirán a Chivilcoy al crecimiento que nuestros fundadores soñaron, que todos merecemos, y por el cual trabajamos día a día.

El anhelo del progreso ininterrumpido fue el legado que un grupo de vecinos depositó hace 150 años en nuestras manos y en las generaciones que vendrán.

Es verdad que en el transcurso de estos 150 años el pueblo de Chivilcoy vivió algunos momentos difíciles, claramente identificables en la memoria colectiva, en muchos casos inseparables de la coyuntura nacional.

Pero la convicción de un destino de grandeza nos señala hoy el camino para trabajar en la recuperación del prestigio y del honor que le son propios.

Es por eso que es mi deseo que no sea el egoísmo, sino el amor al prójimo, la comprensión, la tolerancia y la honestidad, los valores que predominen en los actos de todos los chivilcoyanos, ya que todos nosotros compartimos diariamente la responsabilidad de hacer de Chivilcoy una gran ciudad que constituya un ejemplo de desarrollo e integración en la región.

A cada uno de los habitantes de esta bendita ciudad, a los que están y a los que ya no están, a la gente de trabajo, de la cultura, del deporte, del campo de la industria, a los padres de familia, muchas gracias y felicitaciones...

Es el mensaje de un chivilcoyano más que, con gran orgullo y honradez, se entrega a su ciudad.

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