Por Héctor E Frías

La historia sobre los hombros

lunes, 22 de octubre de 2007 · 00:00

Escribir para un libro que homenajea a nuestra ciudad en sus 150 años de existencia no es tarea fácil, pero quizá sirva para realizar una serie de reflexiones de cara al futuro. Y digo esto porque podríamos posicionarnos de otra manera y orientar la responsabilidad en los demás, lo cual determinaría una gran irresponsabilidad ciudadana ante el momento histórico que nos toca vivir. Si vamos hacia atrás en el tiempo vemos con gran asombro, según relatan las crónicas del ayer, como Chivilcoy crecía en forma importante y armoniosa dando espacio a todo aquel que quisiera desarrollarse y vincularse socialmente a los distintos sectores que lo representaban, llegando a obtener el calificativo de “La Perla del Oeste” por su belleza y armonía estética desde lo urbanístico hasta la pujanza productiva, que eran la envidia de no muchas comunidades y exaltada por cientos y miles de visitantes habituales y circunstanciales que pisaban este sector de la pampa húmeda

Recordemos aquel deseo de Domingo Faustino Sarmiento, de “.. hacer cien Chivilcoy”, y bien, hasta entonces,.. ¿que nos pasó?. Alguien seguramente dirá ““y con toda justicia- que las circunstancias macroeconómicas del país por todos conocidas, hicieron lo posible para que nuestra comunidad se estancara paulatinamente en el desarrollo y crecimiento, claro que gran parte de esto es cierto, y también es cierto que más de una vez acusamos a los de “afuera” de ser los responsables directos de nuestras desgracias cotidianas, de modo tal que las cosas pasaban como si la culpa fuese de alguna fuerza “misteriosa e ingobernable”. De esa forma limpiábamos consciente o inconscientemente nuestra culpa transitando nuestra existencia mundana de una forma sencilla y sin cuestionamiento alguno.

Chivilcoy, como cualquier otra comunidad, es el reflejo de su gente y de ellos nacen los objetivos que convienen a todos, o por lo menos a la gran mayoría. En estos últimos años hemos sido protagonistas de esquizofrénicos desencuentros ideológicos y de otras características, de lo cual tampoco estuvo ajeno el escenario nacional, que nos llevó a la situación actual que sin exagerar podríamos calificar de cuasi-destrucción social. Todos contra todos pareció y aun parece ser la forma de vida que llevamos. Pero todavía mantenemos ““y creo no equivocarme en esto- algo que nos identifica a cada uno de nosotros como argentinos por un lado y chivilcoyanos por el otro, que nos hace ver aspectos únicos desde lo individual pero a la vez “familiares” desde lo social. Todo esto nos da un sentido de pertenencia grupal, y ese sentido también nos debe imponer de alguna manera la noble tarea de la responsabilidad.

Entonces podríamos hacernos esta pregunta, ¿ realmente fuimos responsables en nuestra comunidad ? o para no herir a nadie re-preguntaría ¿fuimos lo suficientemente responsables?. Cada uno de nosotros debe realizar un examen de conciencia para comprender mejor lo que nos pasa y nos pasó, de esta forma el ser se involucra directamente con su existencia real y no solamente ideal. Porque este devenir diario depende de nuestra decisión enmarcada por pautas morales, éticas, culturales, etc., ¿O acaso no renegamos de la falta de ejemplos que sirvan de puntal a nuestra sociedad tan castigada por el disvalor?



El país comienza a reconstruirse desde las pequeñas comunidades como las nuestras. Y tenemos un gran potencial humano para poner en marcha un nuevo concepto de sociedad.

Cuestiones de privilegio o del destino nos colocó en este sector de la provincia con altas posibilidades de brindar a todos aquellos que quieran hacerlo, inversiones y desarrollar sus más variadas ideas. Solo hace falta una mayor apertura mental que nos coloque en el centro de atención, y para eso debemos involucrarnos responsablemente de cara al futuro. Porque este, no es algo que está por venir, sino es la construcción cotidiana de los hechos más simples pero indudablemente más sólidos. No debemos tener ningún reparo ni timidez en exigir a nuestros gobernantes el mayor de los esfuerzos para sacar a nuestra ciudad de una situación que nos duele a todos. Por supuesto con el acompañamiento o el disenso, según la circunstancia. Y cuando digo “poner la historia sobre los hombros”, no necesariamente significa estar constantemente mirando los hechos pasados con rencor y sentido de venganza ““algo que hasta lamentablemente hace el gobierno nacional-, sino verlos con el análisis que solo los lucidos de pensamiento pueden entender y comprender, y saber ““además de sentir-, que esto es lo que tenemos y es nuestro punto de partida para mejorar las cosas. Que podría haber sido mejor, no lo dudo, pero,.. vale la pena lamentar las cosas perdidas cuando este tiempo exige nuestro mayor esfuerzo, solidaridad y creatividad, al servicio de un Chivilcoy de avanzada como lo soñaron sus fundadores?

Un pequeño ejercicio intelectual pone blanco sobre negro e indica que el cambio pasa por todos nosotros como ciudadanos, la posibilidad de construir una alternativa distinta, sin tantas mezquindades, falsos compromisos, intereses sectoriales, disputas políticas sin debate de ideas. Pero además un compromiso que involucre a los sectores que más posibilidades de impulso tienen en nuestra comunidad: el empresarial, que sin hipocresías ni falsos silogismos aporten lo necesario en todo sentido; la dirigencia política, dejando de lado discusiones estériles y poniendo en marcha la máquina de las ideas; el sector comercial, aceptando los cambios lógicos de la época que hacen a la apertura de una ciudad para todos los que quieran hacer su aporte económico en pos del engrandecimiento de la actividad; a los medios de comunicación, para que comuniquen más y mejor (sin “confusiones” ni “errores”), y con un solo compromiso: la verdad; a los ciudadanos en general para darnos un sincero debate del Chivilcoy que queremos de cara a los próximos 150 años... Todo esto se puede dar si nos ponemos la historia ““nuestra historia- sobre los hombros, y sin doble discurso ni mentiras mirarnos a los ojos y por encima de las diferencias individuales, sentir que tenemos algo en común y es la identidad como chivilcoyanos (además de bonaerenses). Señores, cada uno a sus cosas y todos por Chivilcoy, y pensemos que el destino nos es cuestión del azar, sino una construcción cotidiana en el que cada uno aporte lo necesario.

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