A pesar de todo, Chivilcoy progresa

sábado, 22 de septiembre de 2007 · 00:00

No siempre puede determinarse con exactitud cuáles son las causas de expansión o estancamiento de un pueblo. Haciendo un rápido ejercicio memorístico y de observación se puede afirmar que el crecimiento de Chivilcoy, en estos 150 años de historia, ha evidenciado una gran regularidad.

Seguramente esta afirmación puede sorprender, porque muchos chivilcoyanos sostienen que no hemos crecido al ritmo de otras. Es una aseveración correcta, como también es cierto que si su crecimiento fue pausado, tampoco cayó en el estancamiento.

Para considerar el progreso de un pueblo hay que analizar los factores internos y externos que influyen sobre él. Si bien cada uno de ellos corre por cuerda separada, no debe descuidarse la conjunción de ambos. Es indudable que el motor del crecimiento es el trabajo y éste no se genera únicamente por una decisión unilateral, son necesarias otras condiciones.

Mar del Plata y La Plata, por ejemplo, también tiene menos historia que Chivilcoy y sin embargo, por cuestiones geográficas o políticas han crecido de manera desproporcional a nuestra ciudad.

Exaltación de la Cruz, en cambio, una ciudad más antigua que la nuestra, no ha alcanzado nuestros niveles de crecimiento. No obstante esas irregularidades, lo importante es observar que el progreso que se produce, si bien no fue explosivo, tampoco se ha detenido.

La situación geográfica, como Mar del Plata o política, como La Plata, tienen una importancia trascendental, para el desarrollo. Pergamino, por tomar otro ejemplo, que también ha crecido mucho más que Chivilcoy, al margen de las buenas políticas locales que se hayan realizado para beneficiar a la industria y el comercio, también tiene una situación geográfica por excelencia por estar ubicada a 150 kilómetros de la Capital Federal y de Rosario, en el corredor que une a las dos ciudades más importantes del país, y a la vez está a 60 kilómetros del puerto de San Nicolás, ubicada sobre el río Paraná, una de las vías navegables más importante del país. Todos esos elementos son fundamentales para favorecer el movimiento de la riqueza

Nuestra ciudad tiene hoy ventajas que no tenía en los 70, como así también en aquella década tenía ventajas que no tenía en la década del 30. No se puede, entonces, establecer comparaciones porque los tiempos fueron distintos, pero es indudable que los avances que el país generó en todos los campos, han redundado en una mejor calidad de vida. Esos adelantos, en mayor o menor medida han beneficiado, directa o indirectamente a todos los chivilcoyanos.

Llegamos entonces al Chivilcoy actual, con las mismas necesidades de desarrollo de otras ciudades y con los mismos impedimentos, basados fundamentalmente en una política económica nacional que no tiene un rumbo cierto y en consecuencia apunta a un porvenir incierto.

Pero a pesar de esas vicisitudes Chivilcoy aparece, al menos en el concierto de las ciudades bonaerenses, como una de las poblaciones más vitales. Sobresale por su pujanza, por el quehacer de sus habitantes, por el deseo, no expresado pero evidente de los chivilcoyanos por no aletargarse y buscar, desde cualquier lugar de lucha, imponer un tesón admirable en las iniciativas que se proponen concretar.

Surgen así propuestas en todos los campos: en la industria, en el comercio, en el espectáculo y esencial y envidiablemente en el cultural. Estas afirmaciones no son caprichosas, sólo basta con observar el interés de comercios foráneos por instalarse en nuestra ciudad, del mismo modo que han abierto sus puertas comercios de franquicias, quizás inimaginables en otros tiempos. La calidad de los espectáculos artísticos provenientes de la Capital Federal que, casi semanalmente, suben a escena en los distintos escenarios, es una muestra más de la consideración de excelencia que se tiene por el mercado chivilcoyano.

Que no haya una expansión vigorosa de nuestro progreso sería algo para revertir, pero que Chivilcoy crece día a día, también es algo para tomar en cuenta, para no caer en el escepticismo de ver una ciudad sin futuro. Chivilcoy, tiene futuro. El tiempo será testigo de ese progreso.

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