El viejismo

sábado, 18 de julio de 2020 · 09:18

“El viejismo” término acuñado por el psiquíatra Robert Botler, a fines de la década del ‘60 intentó, en medio de una época de tantos cambios políticos y sociales, representar la decadencia de un modelo  productivo, individualista y excluyente. Es una definición que luego otra minoría trató de imitar, se trata de  discriminar, invisibilizar y silenciar al ser humano por viejo.

En la antigüedad de occidente, era sinónimo de debilidad sobre todo para la guerra y estamos hablando de personas de algo más de 40 años. La mujer, hasta bien entrada la modernidad, cuando llegaba a la menopausia, se le hacía sentir su desprecio, recordemos el valor  y virtud que se le daban desde principios religiosos a la maternidad. No poder ser madre o estar soltera era ser poco más que un leproso, excepto que eligiera la vida monacal, de ahí que tantas mujeres se enclaustraban.

En la Edad Media los ricos y aristócratas (nobles) donaban sus bienes a la iglesia para tener cuidados en los conventos y además obtener la vida eterna. Los que no tenían esa suerte quedaban depositados en “hospedales”, de donde viene el nombre hospital, pero no para curarse o sanarse sino para tener un pobre techo y una magra comida, y el poder de la limosna era, a veces, la única posibilidad de sobrevivir.

El comienzo de la modernidad y el capitalismo alargó en siglos la vida, pero sus ideas de razonabilidad, productividad y salud también los fueron marginando. Hacía falta hombres y niños fuertes, saludables, de ahí que los “viejos” eran los que más morían y siguen muriendo en una peste y pandemia. Raro ver como la Declaración del Hombre, en agosto de 1789, nada dice de los ancianos y muchas leyes nacionales e internacionales tampoco, incluso hasta bien entrado el siglo XX. Recién en 1999 la ONU se acordó del Año Internacional de las Personas de  Edad, pero la frase “te ves más joven”, “no aparentas la edad que tenés”, y el insulto Viejo siguen culturalmente fuerte, y produciendo  una discriminación y exclusión  insoportable.

La eterna juventud potenciada por los medios, vía operaciones  estéticas  de todo tipo, con negocios de centros de estéticas a veces rayano con el delito, todo tipo discursivo de conductores/as y famosas atentan  terriblemente con aumentar la exclusión. La hipocresía, como siempre, y el doble discurso de cuidemos a los viejos, o abuelos  o ancianos se cae de bruces con la realidad. Nadie dice adulto mayor empoderado.

Una sociedad integrada  no caricaturiza como “pacientes” o “pensionados” o “jubilados”, sino que son agentes o beneficiarios de desarrollo digno de vida saludable. Los principios de las Naciones Unidas de 1991, invocando que los Estados incorporan programas de adultos mayores no se cumplen. Nuestros constituyentes en la reforma de la C.N. de 1994 tampoco lo hicieron.

Se acabó esa época donde Roberto Arlt decía en la “Aristocracia del Barrio” que ser y decir “jubilado” era un honor, una patente, un logro y evidenciaba una posición económica. Hoy, un jubilado vive mal y como puede, con gobiernos que, a veces más y a veces menos, ajustaron con ellos. Son siempre las primeras víctimas de ajuste desde hace 60 años.

Es raro que haya Dirección y Secretarías de Mujeres, Niños, `Personas con discapacidad, de Género y no de Adultos Mayores. Cuantos gobiernos y municipalidades tienen esos organismos, será que no se quejan, no hacen grandes movilizaciones, nadie los representa y no son “minorías intensas” como se dicen ahora. Y se habla de los hijos y de la familia que los proteja y cuide. ¿Por qué antes de eso no le damos derechos sociales, ambientales, económicos, jurídicos y culturales? para que sigan hasta donde puedan  manejándose solos y disfrutado la vida, eso es ciudadanía, y no apelando como hace un siglo al amor familiar. Si sabemos que éste puede o no existir. Sólo se habla de Anses, Pami, criterios administrativos locales y una dimensión médica sola, se los sigue tratando con criterios sanitarios únicamente y, ahora, con el Covid 19, ni hablar, son pacientes de riesgos, nadie habla de centro de vida, social, cultural .

Y ahí van los geriátricos, muestra elocuente de la decadencia humana. Con normas más o menos cumplidas que hablan de las dimensiones de la habitación, servicios básicos, un médico permanente, un poco de higiene que nadie controla y, lógico, la habilitación municipal. Lugares donde si se aplica la ley 14.263 no creo que resista uno.

Ya se  sabe que más que una función humana y social es un “pingüe negocio” aprovechados por muchos vivos, relacionados la mayoría de las veces a poderes políticos y con una visión netamente  empresarial. Si!!, por qué ser hipócritas, es un negocio, y en un negocio cuando menos se gasta, y más se gana es mejor, lógica capitalista. No era más humano cuando los abuelos morían en nuestras casas , cuidados por nietos e hijos.

Y así se creó la gerontología, incuso como disciplina médica, y ahí la jodimos, cuando se los aborda solo desde los controles sanitarios, y sí, los países no saben qué hacer. Se vive  hasta casi los 80 años en los países desarrollados. Es un fenómeno sociológico, económico, demográfico mundial, y genera  presupuestos enormes, donde empresas de salud se aprovechan de tantos miles de millones para poder llevarse una tajada, incluso con esos traslados privados, medicamentos, atención casi siempre con muy poca transparencia. Nadie, absolutamente nadie cumple con los Derechos  Humanos, Pactos y Tratados internacionales. Nadie los empodera, siguen siendo “pobres viejos” muriendo en cuotas, cuando la vida no los premió  con riquezas o jubilaciones de privilegios.  

 

Alejandro Perone

 

 

Comentarios

18/7/2020 | 12:10
#164795
Si losa viejos sirven para hacerq politica...donde están hoy los q apedrearon el congreso en reforma indice previsional....hace dos años... hoy que hacen?
18/7/2020 | 11:52
#164794
Muy buena nota y temática..excelente.
18/7/2020 | 10:48
#164793
Porque no participan los opinadores de siempre.o esto no sirve para hacer política de uno u otro lado de la grieta.Cuanta verdad.