Opinión

La cuarentena, los recuerdos en la época del Facebook, las relaciones peligrosas, el amor, el sexo y Woody Allen

martes, 31 de marzo de 2020 · 16:23

Las recuerdos siempre me llevan al patio de ladrillos de la casa de mis abuelos paternos. Mi abuela con su eterno delantal y sus gafas que no podían esconder el celeste claro de sus ojos, acomodando sillas, repartiendo platos y cubiertos, mi abuelo llegando del boliche que se comunicaba con la casa por los fondos y que esos días en que se juntaba la familia, -por lo general, para las fiestas-, cerraba un poco más tarde. Lo cual nos coartaba a mi primo Tati y a mí la posibilidad de robarle algún atado de Particulares. Las risas de todos los hermanos y las cargadas, hasta que mi viejo y las menores de sus hermanas desaparecían y, al rato, volvían disfrazados... Y así empezaba la verdadera fiesta...
Siempre supe que los verdaderos mejores recuerdos no tienen fotos. Y no están en Facebook.
Las relaciones humanas siempre fueron complejas. Tengo mis serias dudas de que las redes sociales hayan minimizado sus falencias. Por el contrario, creo que la facilidad con que se opina, la liviandad de algunos comentarios, lo jugado de otros, tiene su razón en que, desde ese lugar, no ponemos en juego la piel.  
En otro sentido, estoy convencido de que enamorarse no siempre significa vivir un gran amor. La mayoría de las veces no alcanza. No es fácil vibrar en la misma intensidad que el otro. Si así fuera, no existirían la violencia de género, la discriminación y los femicidios.
Con algunas variantes, en el sexo pasa lo mismo. Al respecto, el genial Woody Allen, profundo conocedor de la psiquis humana, en su película "El dormilón" cuenta la historia de alguien que fue hibernado y se despierta -lo despiertan- allá por el 3000 y pico, no recuerdo la fecha. Es para morirse de risa verlo aprender a hablar, a caminar de nuevo, y sus deslumbramientos cotidianos ante la alta tecnología que descubría a cada paso. Pero su atención principal era una máquina llamada "Orgamastrón", en la cual, tanto hombres como mujeres, introducían una moneda, apretaban un botón y la máquina comenzaba a moverse hasta que el visitante lograba un orgasmo.
Qué loco. ¿No?
En esta cuarentena, piensen que hasta ahora el coronavirus no puede ser destruido, sólo podemos impedirle propagarse. Pero ahí está, produciendo una desestabilización general en la sociedad, en la economía, en la política, en la salud, en las costumbres, en la escala de valores establecidos, como bien dice Leonardo Boff.
A ustedes, como a mí, les debe interesar el futuro, sobre todo porque es donde vamos a pasar el resto de nuestras vidas. La sociedad, y hasta la humanidad entera, vive recordando de dónde vienen, cuando el secreto, -y más que nada hoy- es pensar hacia donde vamos.
No se olviden de apagar -aunque sea un poco- los celulares y encender el corazón y pensar en el otro… Además, fíjense bien, delante de quien se desnudan, en todo sentido.

 

Comentarios

11/4/2020 | 12:13
#164795
Muy buena la nota y Luis tiene un parecido a Mario Sapag. Besos.
11/4/2020 | 12:13
#164794
Muy buena la nota y Luis tiene un parecido a Mario Sapag. Besos.
4/4/2020 | 10:08
#164793
Me encantó !!