Opinión
¡Qué virilidad Intendente!
El desalojo brutal de la semana pasada, a las familias de nuestra ciudad que habían ocupado desesperadamente un predio, fue un reflejo del ADN de nuestros gobernantes locales. Así, limpito y puro, el impulso instantáneo de nuestro intendente es “entrar a levantar todo con una topadora”. No importa si hay niños, adolescentes, discapacitados o abuelos. No importa si son humanos que sufren porque tuvieron la desgracia de nacer en hogares vulnerados. Lo importante es “haber cumplido con la ley del desalojo”
¿Este es un líder de la democracia? ¿Este es el humanista elegido por el voto popular? ¿Un señor que le manda topadoras a los pobres? ¡Qué virilidad Intendente!
La vivienda es un derecho para todos los hombres y mujeres del mundo que quieran habitar nuestro suelo. ¡Debemos “proteger” a nuestros vecinos! Y si no nacieron en nuestra ciudad ¡con más razón debemos honrar su decisión de haber elegido nuestra querida tierra para vivir!
Cada semana se compran más móviles, patrulleros y cámaras de seguridad. Se compran más radios, chalecos y armas. ¿Con ese armamento pretenden generar calidad de vida? ¿Esa era la estrategia del diálogo constructivo que tanto reclamaban a la supuesta prepotencia anterior?
Debemos ser una de las sociedades más brutales de la provincia. Con cientos de policías de todo pelaje, lucecitas azules titilando en todos lados como si fuera Sinaloa, y una sensibilidad comunitaria que da escalofríos. Igual que con los Mapuches, el gobierno nacional utiliza la misma estrategia. En vez de negociar con el pueblo originario para que puedan gozar mínimamente de un pedazo de tierra digna, los cagan a palos y desaparecen a uno de sus defensores.
Si alguien toma un predio en su desesperación por darle cobijo a su prole con seis grados centígrados en la noche, lo mínimo que se espera de un gobierno es que pueda amorosamente darles una solución habitacional para paliar su situación y cuidar su derecho humano.
No, los machos prepotentes meten violencia. Típico de gobiernos que obedecen a sus reflejos pulsionales violentos, en vez de rodearse de ideas de desarrollo.
Seguimos resistiendo.-