Por Carlos Dellepiane

Cuidar la unidad de la Nación

jueves, 6 de julio de 2017 · 00:00

Me preguntan por Randazzo. La única opinión que puedo dar es la de un observador a la distancia.

Cuando Cristina Kirchner promovió la fórmula Scioli-Zannini, Florencio quedó en el camino negándose a considerar otra alternativa. En aquel momento dejé unas líneas para señalar que ese gesto –por lo inusual- algún día lo devolvería al escenario. Hoy lo tenemos de nuevo sobre las tablas. Esta vez, ante su insistencia en reclamar internas, la ex-Presidenta decidió armar un frente por fuera del PJ. No veo en este conflicto una discrepancia sobre la conveniencia de internas o lista única. Veo, en cambio, la puesta en marcha en nuestra Provincia de un proceso que hace tiempo se inició en el resto del país dirigido a establecer las razones de la derrota y las ineludibles responsabilidades. Nadie debería asombrarse. Se trata de algo natural en cualquier empresa humana identificar los motivos de un fracaso para no repetirlo. La intransigencia de Florencio desata fuerzas que a partir de ahora quedan entregadas a su propio desarrollo. Imagino que no le ha resultado fácil sostener esta disidencia, pero lo ha logrado. Algunos le asignan un 5/10 % de los votos. Si así fuera esto significa entre 500.000 y 1.000.000 de electores. De todos modos en estas cuestiones conviene ser cauteloso. Kirchner no medía mucho más que este porcentaje antes de recibir el apoyo de Duhalde. Quiero decir con esto que la política no está hecha para confirmar encuestas sino para abrir caminos. Las rebeldías suelen tener la propiedad de fundar realidades con el tiempo. Las adhesiones que reciba –sean las que sean- serán suyas.

Para mí las razones de la derrota deben buscarse en el abandono de las ideas centrales de Perón, entre ellas, la idea de Nación.

El mundo es un lugar colorido y amable en las guías de turismo, pero existe otro mundo cruzado por fuertes intereses políticos y económicos que es gris y poco amable con los estados débiles o debilitados. Por ello, y con más razón en un mundo que se globaliza, los estados nacionales que alcanzan un grado razonable de cohesión se constituyen en verdaderas "unidades de sobrevivencia” como se las ha dado en llamar. La unidad de la Nación, más allá de las necesarias diferencias, debería representar un objetivo superior para todos los actores políticos. Los procesos de integración social deben llevarse adelante preservando a toda costa esa unidad que Perón al regresar del exilio, en función de la experiencia acumulada y la evolución de su pensamiento, calificó como "salvadora”. De allí su proclama "para un Argentino no debe haber nada mejor que otro Argentino”.

Sin embargo, en los últimos años, diversos grupos –con aliento oficial- se dieron a la tarea de demonizar personas, sectores sociales e instituciones. El resultado de este emprendimiento fue más de medio país en la vereda de enfrente.

Contaba Vicente Solano Lima, aquel dirigente conservador que fuera tenaz adversario y luego amigo de Perón, que cuando le fue ofrecida la candidatura a vicepresidente lo entrevistó para decirle que se sentía honrado pero obligado a recordarle que no tenía votos. Perón le contestó "no se preocupe Solano, los votos los tengo yo, pero el peronismo tiene algo que algunos sectores de la sociedad Argentina rechaza. Yo necesito de hombres como usted para generar confianza en estos sectores”. Esta era la palabra de un auténtico constructor de mayorías.

Jugar a la división de los argentinos –con la finalidad que sea- significa jugar a la ruleta rusa. En ocasiones no sale el tiro y en otras sí. La advertencia vale para todos.

Cuando se traspasa un límite en los enfrentamientos internos, en el plato aparecen otras manos y el conflicto pasa a ser administrado desde las sombras por terceros. Eso sí, la sangre es siempre local, como en Venezuela.

En septiembre de 1997, en Milán, se concentraron un millón de personas. La movilización fue organizada por los principales sindicatos Italianos para manifestarse a favor de la unidad de Italia ante un brote separatista encarnado por la  "Liga Norte” de Umberto Bossi. Un vocero del encuentro dijo "el único camino para reformar la sociedad, la economía y el Estado, es permanecer unidos”. La conciencia nacional de los trabajadores terminó con la aventura.

Una Nación no es solo un territorio con recursos, es sobre todo un espacio de convivencia con una historia y un destino común. Constituye un bloque a cuidar, no a romper.

Carlos Dellepiane.

Comentarios

30/7/2017 | 18:23
#164795
De nuevo, como una faro en lo alto, tratando de iluminar a los pobres mortales, el hombre que ocupó lugares claves en la provincia y en la nación y nunca trajo nada, absolutamente nada para Chivilcoy,,por favor señor o Dr,,permanezca en Capital Federal, presumo, en un hermoso departamento seguro y confortable de barrio norte.