Relleno pasatista

Esto se profundiza. No hay que ser licenciado en economía ni doctor en recetas de desarrollo. Todos los locales que cerraron, toda la gente que se queda sin trabajo, todo ese consumo de fines de semana largos que se pierde va repercutiendo en los demás.

 

La economía es un sistema. Es como un plato en el que estamos todos y si la mancha negra se expande, se contagia. Para colmo de males ahora, en pocos meses, empieza a asomar el principal opio en todo este asunto. En apenas pocos meses comenzará a instalarse esa maldita sensación previa a la muerte: la baja de la inflación o la deflación.

 

Muchos de nosotros ya estamos bajando los precios de nuestro trabajo sólo para mantenernos a flote. Recortamos gastos que antes resultaban vitales y así vamos empobreciendo nuestro desarrollo productivo cotidiano. Pero ahora, en pocos meses, muchos comedores de vidrio van a empezar a decir "qué bueno que un gobierno como este haya logrado domar por fin la inflación”. Esta afirmación típica de gente ignorante es prima de otra: ”qué suerte que ahora podemos comprar ese champán francés al mismo precio que el nacional”

 

Todo esto ya lo vivimos. Es el eterno retorno a los modelos de extranjerización, endeudamiento salvaje y pérdida del salario real. Y no hay caso… ¿Qué se puede decir que no hayamos dicho alertando a nuestros copueblanos que este era el ADN del lobo que mentía en la campaña?

 

Sólo por mencionar a las maestras. Cientos y cientos de maestras y maestros chivilcoyanos despotricando contra el gobierno anterior por su "prepotencia” y su "ejercicio del poder autoritario”. La noticia es que justamente esa fortaleza y ese poder eran el caldo de la convicción para luchar contra estos poderes salvajes e impiadosos del mercado. ¿Qué ahora te duelen los precios? ¿Qué ahora te jode una paritaria tan amarreta? ¿Qué ya no podés comprarte ropa como antes o salir con amigos todas las semanas? Este gobierno nacional es mansito y tranquilo, hasta se permite bromear con la mujer política más poderosa del mundo hablando del próximo mundial. Este gobierno para ricos tiene obviamente el favor de todos los medios de comunicación omnipresentes, por eso Macri no necesita cadenas nacionales ni alzar la voz para que las ideas lleguen a destino.

 

Este gobierno nacional tan corrupto como otros (pues este flagelo aún es endémico) está rifando nuestro país en tan solo año y medio. La deuda externa es monstruosa y después de las elecciones de medio término, se viene un ajuste más feroz que va a terminar por enfriar aún más la economía. No creo que sobrevivan Paquetá y el polo industrial local tal como lo conocemos ahora. Van a quedar un tercio de los remiseros, apenas tres o cuatro agencias de viajes y pulularán los maxikioscos o los almacencitos autónomos de gente despedida que intenta sobrevivir.

 

Esto se profundiza. No hay que ser licenciado en economía ni doctor en recetas de desarrollo.

 

Y Randazzo, aún dolido como un chico porque no resultó el preferido de mamá en las elecciones anteriores, decide privilegiar su rencor y ego personal al movimiento colectivo que podría sumar más para ponerle freno al neoliberalismo en las primarias venideras. Típico de gente vulgar que se creyó Súperman porque simplemente cumplió durante 8 años lo que le habían pedido sus gobernantes.

 La distancia estadista, conceptual, de preparación teórica, de geopolítica nacional e internacional y de valores entre Cristina y Florencio es tal que casi produce comicidad. Es como comparar el ayuno revolucionario de Gandhi por la liberación de la India con el esfuerzo mío de ayer al mediodía por comer un ensalada liviana previa a mi entrenamiento de vóley.

 Pero tal vez Floro, aún así y todo, llegue a ser gobernador o presidente algún día. Este país tiene el designio mágico de tener algunos pequeños y contados próceres y cientos de políticos que finalmente fueron relleno pasatista.

 Seguimos resistiendo.-