Opinión

¿Y las ideas?

domingo, 8 de octubre de 2017 · 01:54

Nuevamente nos topamos con elecciones de medio término en donde nuestros candidatos aparecen flojos de ideas. No digo “flojos de papeles” o de idoneidad en su profesión o de valores ya que cada uno tiene siempre adeptos y detractores. Más bien hablo de “propuestas para debatir en el recinto”. ¿Qué cosa?

¡Qué propuestas concretas tienen pensadas para debatir luego en el recinto! Ideas, proyectos, sueños que valgan el voto popular. Salvo honrosísimas excepciones, la campaña es pobre, deslucida, apoyada en “quién la tiene más larga” o “quién tiene más poderío económico para pagar carteles, cartelones, cartelitos y publicidad de Facebook”. Visitar los barrios antes de las elecciones y prestar atención sensata una vez cada dos años, es tan patético que parece un insulto a la comunidad. Todo el tiempo un espacio político tiene que desarrollar herramientas para escuchar a su pueblo. La gente tiene cosas variadas y complejas para decir. En una charlita de una hora con veinte vecinos (que no siempre representan al barrio) no se percibe demasiado…

El nivel de desarrollo democrático de nuestros partidos políticos locales es, verdaderamente, elemental y escaso. ¿Qué significa entonces postularse en un espacio político? ¿Qué significa tomar la enorme decisión de representar los sueños de la gente para ir a un Concejo Deliberante, si no es a través de la postulación y promoción de las ideas?

Dame cinco. Sólo eso le pediría a cada candidato. Dame 5 futuras ordenanzas que vas a llevar al recinto y que puedan mejorar la vida de los 70.000 chivilcoyanos. No, no me hables del partido, de tus referentes a nivel provincial o nacional. Hablame de tu vocación y tus ideas concretas para resolver nuestros problemas. Los grandes políticos vienen a visitarnos tan sólo unas horas y con la sonrisa en modo “alto brillo”. Somos nosotros, y nada más que nosotros, los que tenemos la responsabilidad de elegir candidatos serios y profundos.

No necesitamos gente honesta, buena y con algo de trayectoria en su oficio. Ese es un umbral tan mínimo que hoy en día, luego de treinta y pico de años de Democracia, resulta a todas vista poco. Necesitamos profundidad, curiosidad intelectual, ideas novedosas y corajudas que nos den alguna esperanza al menos de promovernos, algo de desarrollo. Una norma queda en el tiempo, no es un capricho volátil de un gobernante. Una ordenanza puede crear una racionalidad, un derecho, un nuevo hito colectivo que haga que nuestra ciudad, tenga chances de volver a ser un faro de luz comunitario en medio de la pampa bonaerense.

Pero me parece que ya es tarde, todos volvimos a jugar nuevamente a una “mímica de la Democracia”

Seguimos resistiendo.-

 

Comentarios