La última puerta del corral

¿Podrá sensibilizar a alguien una columna de opinión? ¿A quién podré ayudar a pensar con unas cuántas palabras de domingo? ¿Viste que el mundo parece ni enterarse de las injusticias de todos los días?

Estamos a una semana de las elecciones oficiales de medio término. Más allá de los matices del amplio campo nacional y popular, todos sabemos que la verdadera pelea está en otro lado. A partir del domingo que viene el país entrará o no en una nueva fase del deterioro de nuestra historia. Hasta el propio Domingo Cavallo admitió que este gobierno se parece mucho al de los años 90.

Dentro de siete días cada argentino, cada bonaerense y cada chivilcoyano, tendrá en su mano una brújula que decidirá el camino. El gobierno tomará casi cualquier resultado como un estímulo a su voracidad neoliberal. Cualquier mínimo mensaje de aprobación del electorado será tomado como el guiño necesario para abrirle definitivamente el corral a los zorros.

Vienen por el aumento definitivo y mortal de las tarifas y el combustible. Vienen por la privatización del sistema público de salud y la flexibilización laboral, ya lo han anticipado a los cuatro vientos. Esto quiere decir que probablemente echar a un empleado ni siquiera precise una indemnización.

El poder adquisitivo seguirá bajando y las industrias deberán seguir despidiendo obreros por escases de ventas. El “círculo vicioso” del neoliberalismo pide a gritos “profundizar el modelo” para que la brecha entre ricos y pobres sea cada vez mayor, cada vez más “grieta”. Ya somos el país con mayor deuda externa del mundo tomada en el último año. Todos esos dólares que entran sirven para que las multinacionales y los millonarios, a su vez giren sus ganancias a paraísos fiscales. Lo que realmente quedará para obra pública e infraestructura, es mínimo.

Por eso, esta columna ya no trata de anticipar quién es Macri y cuál es el proyecto de nación que van a intentar instaurar en el futuro, eso lo hicimos durante el 2015 sin demasiado éxito. Esta ya no es una columna típica de esclarecimiento ni de “miedo”. Es rogarle (sí ROGARLE) a todo el amplio espectro de ciudadanos del campo nacional y popular que votemos a quien pueda ganarle a los candidatos de la derecha. Esta no es una elección cualquiera de medio término en tiempos de prosperidad y razonable justicia social. Es el último alambrado, la última puerta que puede ejercer liderazgo y presión para que las hienas no entren a masacrarnos.

Yo te avisé.

Seguimos resistiendo.-

P.D. ¿Querés un respiro al ahogo y las noticias difíciles de todos los días? Las cuatro primeras novelas de mi saga El Pedagogo ya están en Adagio para acompañarte. Gracias. Diego.-