Por Diego Manusovich
Ni una burla, argumentos
No me gustan los insultos a Macri. No me cae bien que se lo burle por sus cirugías estéticas ni se lo trate de "ladri” "garcri” o similares. No me gusta que a Gabriela Michetti le digan cosas feas por la falta de movilidad en sus piernas ni por cuestiones vinculadas a su vida privada. Es lamentable que se les pongan sobrenombres peyorativos, indecorosos y violentos. Como sufrimos con los carteles de "fuera yegua” y demás atrocidades contra los personajes del gobierno anterior, creo que no debemos caer en el mismo imbécil ejemplo.
Debemos discutir política. Debemos transparentar los actos de gobierno y su plan para destruir mercado interno, consumos populares y derechos. Debemos estar atentos y compartir con alegría y convicción nuestras verdades relativas. No nos distraigamos ni un minuto. No pidamos renuncia ni juicio político. Tomemos las calles y los pocos medios que nos quedan para gritar nuestra mirada del mundo. Presionemos, militemos y juntémonos para achicarle el campo de maniobra. Nunca más un gobierno que en la campaña diga una cosa (que la gilada cree) y luego hace todo lo contrario.
Vamos a fortalecer la Democracia en la medida que impidamos, a cualquier gobierno que asuma, violentar nuestras conquistas. Debemos respetar la voluntad popular de las mayorías, pero a la vez debemos expresar como colectivo nuestra disconformidad con los intereses que representan éstas políticas antipopulares. No debemos regodearnos ni distraernos con burlas a su aspecto o sus actividades privadas.
Sueño con que los gobiernos le teman al pueblo lúcido y organizado.
El margen para la traición debe ser cada vez más finito y corto. Nunca más una década de desguace como en los noventa. Apenas 9 meses…
Y renace un pueblo a defender sus ilusiones de desarrollo.
PD: Ya está disponible en Librería Adagio (Av Soárez 80) la primera novela de la saga El Pedagogo que escribí durante el verano. Es una historia cuyo protagonista es un héroe social que promueve cambios en las comunidades que necesitan ayuda. ¡Invito a todos mis queridos lectores de esta columna a leerla! ¡Un abrazo grande y gracias!