Opinión

Una ciudad triste

Por Pablo Poggi
domingo, 26 de junio de 2016 · 00:00

Los colores se han apagado en la escala maldecida del ocre, se han olvidado de brillar los vivos, intimidados. Las calles se han vaciado de música y teatralería, se han quitado la cálida costumbre de conversar en voz alta; se han avergonzado en las mutilaciones, se han vestido de insensata mugre. Como en una vieja época, creía que sepia a la memoria colectiva, han vuelto a tragarse los pasos como entre sí las alimañas. Se han apagado los besos juveniles de las plazas, como las caminatas de los abuelos en los atardeceres. Una ciudad triste. Y sin nostalgias.

Hasta el sol parece que se olvida de abrazarnos. Las esquinas vacías como una lata oxidada en el fondo de los tarros, acobardadas de desconfianzas, de reojos. Parecemos forasteros en cada una de nuestras esquinas, como en un viejo relato de Camus. Hay esquinas que han desaparecido para siempre, esquinas que eran porciones de historia, de nuestras historias, y eso envenena al futuro. Me apena. Profundamente me apena. Como me duelen otras esquinas para siempre. Sin nostalgias, una ciudad triste se detiene en un letargo innecesario. Tal vez arrepentida. Tal vez temerosa.

Nunca hizo falta el miedo para disciplinar. El miedo siempre sobra en la condición humana. El miedo pensado es el garrote del enano, el del cuarto menguante, como los viera Hieronimus. Empero el miedo se ha hecho llovizna en estos días en la ciudad, borrando los carteles de promesas. Una ciudad triste se contagia de un pasado que se imaginaba encapsulado en los almanaques amarillentos, como las grageas pegoteadas olvidadas en los cajones de la abuela. No es mi ciudad. Mi ciudad no era triste. Sonreía y tendía la mano siempre.

Una ciudad triste que ya no canta en las plazas, que ya no pinta las paredes, que ya no estimula soñadores. Está callada, en permanente sospecha del hermano. Una ciudad triste que adolece en la paranoia persecutoria de las conspiraciones, que se fatiga en las demandas, que se atormenta en la incapacidad de ver el futuro. Una ciudad que vuelve a la violencia de los uniformes. Una ciudad que destila culpables a un saco de nadas. Una ciudad que la niebla es humana.

Apenas uso jugando unas palabras (el vicio de escribir) y vuelvo al silencio que me marca esta tristeza que no reflejará mi máscara.

Comentarios

16/7/2016 | 21:24
#164794
CUANTA RAZON!! Menos mal que algunos (muy pocos) como Lopez o Florencia podrán divertirse por mucho tiempo! Los 9 millones de dólares de Lopez, si se patina 50 dólares por dia los harán feliz por solo 18.000 dias (unos 40 años!). A Florcita, los 4 palos y medio verdes, si se patina 500 dólares por dia le alcanzan para NADA MAS que 9.000 dias. O sea que en 20 años Florcita va a tener que empezar a laburar. Me entendes lo que te digo cumpa? La mina se puede patinar 7.550 PESOS POR DIA POR VEINTE AÑOS!! mientras vos te rompes todo el mes. Tristesa nao tem fin, felcicidade sim, decía el gran Tom Jobin.
28/6/2016 | 07:12
#164793
TENÈS RAZÓN. AHORA ES UN CIRCO SIN PAYASOS NI BOLETEROS QUE SE QUEDABAN CON LAS GANANCIAS...... TRISTE ES LO QUE NOS ROBARON EN NOMBRE DE LA REVOLUCIÓN.
27/6/2016 | 13:51
#164792
si, Poggi, tenés razón....Nuestros años felices. ¡Qué caradura!
26/6/2016 | 22:29
#164791
es cierto. Se extrañan las fiestas en el Racing con las chicas de las comparsas de Corrientes, las fiestas privadas en el Restaurante de la Tomasso, las partusas de Franeta y Piteli en el cementerio. Qué tiempos aquellos..
26/6/2016 | 20:22
#164790
Sr. Poggi. Le pido por favor que se tome unos pocos minutos y lea la nota publicada en este mismo espacio por Marcelo Elias. Por ahí lo ayuda a salir de su depresión y volver a ver los colores. A mi me pareció esperanzadora y con una visión mucho más real que la que usted pinta.
26/6/2016 | 20:13
#164789
muy buena nota, una ciudad triste!