Por Claudia Marengo

Un #NiUnaMenos cargado de política

sábado, 28 de mayo de 2016 · 00:00

Fui parte, junto a muchas compañeras y compañeros del rotundo hecho político que significó el "Ni Una Menos 2015” en Chivilcoy. Las diferentes organizaciones que se ocupan de la temática se movilizaron para llevar adelante esa iniciativa. Fue casi espontáneo. Nos convocaba la rabia, el hartazgo y la necesidad de gritar "VivasNosQueremos” y éste es nuestro límite. Surgieron entonces, invitaciones desde los distintos espacios y cada vez se hizo más grande. Allí estábamos todxs, con nuestras banderas, nuestras convicciones, con la certeza de que sólo si nos juntábamos en el reclamo podrían conseguirse algunas respuestas.

Tanto en nuestra ciudad como a nivel nacional, fue una convocatoria legítima desde las bases. Fue tal, tan importante, que el poder político se sintió interpelado y se sumó a la campaña. Muchxs funcionarixs e instituciones estatales locales, que tenían que dar respuesta a estos temas, se sumaron a la marcha, incluso.

Este año, haciendo uso del aparato del Estado, el Consejo de Asesoras del Bloque Feminista convocó a todas las organizaciones e instituciones de Chivilcoy a una conferencia de prensa con motivo de "promover la participación para el viernes 3 de junio”, vaciando de contenido político la consigna "Ni Una Menos 2016”, con el argumento de que la convocatoria del año pasado fue importante y tuvo una gran presencia en los medios "por la coyuntura preelectoral”, apelando este año a la "voluntad” de la comunidad para comprometerse con la violencia de género. Ésta es una estrategia peligrosa. Sobre todo porque quienes convocan y organizan son mujeres a las que las transversaliza la perspectiva de género y la mirada feminista.

Uno de los principios básicos del feminismo se enfoca en que lo personal, lo privado es político. Somos seres políticos, con ideología y convicciones. Pretender despolitizar esta marcha es grave. Mucho más grave porque se enmarca en un relato oficial enfocado en embarrar o, lo que es peor, invisibilizar este aspecto de la política. La política de nuestros cuerpos, nuestra vida cotidiana, la militancia de nuestras ideas, nuestras acciones colectivas que, por supuesto, muchas veces, requiere que plantemos nuestras banderas. La política del compromiso con nuestros sueños y nuestra vida. La política que interpela a "lxs políticxs”, la política que reclama por nuestros derechos y transforma.

¿No es político acaso, haber utilizado el aparato del Estado, administrado por el Frente Renovador, para organizar una marcha que sería mucho más auténtica si surgiría desde las bases?

¿No es político acaso, insistir en que será una marcha "sin política”?

¿No es político acaso, que convoque a la marcha un secretario de Seguridad, que aún nos debe muchas respuestas y claridad sobre el último femicidio en la ciudad?

La política y las banderas políticas no son mala palabra. ¿No es político acaso, el menosprecio que algunxs políticxs le tienen a las palabras ideología, política, militancia?

Somos mujeres políticas. La lucha por la equidad de género es desde la política y nuestras banderas siempre estarán ahí…

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