Opinión
Campeones vencidos
Dejo unas líneas para dar cuenta de un acontecimiento que guarda relación con una nota titulada "Trump” publicada semana atrás.
El 20 de
noviembre se realizaron internas abiertas por la candidatura presidencial en el
partido "Los Republicanos”, expresión del conservadorismo francés. Los
principales candidatos eran Sarkozy, ex presidente de ese país, Fillon, ex
primer ministro de Sarkozy, y Juppe, ex primer ministro de Chirac. Votaron
cuatro millones de electores. Se impuso Fillon con el 44%, seguido de Juppe con
el 28%. Sarkozy alcanzó solo el 21%. Las encuestas una vez más se equivocaron.
Daban un triple empate.
En 2012 Sarkozy,
siendo Presidente, había perdido la elección presidencial ante el desafiante
Francois Hollande del Partido Socialista. En la nota que menciono señalé
que las personas ponen distancia de los
campeones vencidos. Sarkozy era un campeón vencido y fue abandonado. No se
trata de una maldición. Sólo una regla
ordenatoria que tiende a apartar de la escena a los candidatos que han perdido
su vigor como tales.
Estas caídas, a
las que se debería, por su regularidad, prestar más atención, suelen, además,
ser muy duras. Hillary Clinton después de su derrota dijo que no quería salir
de su casa. Sarkozy, en tanto, con 61 años, acaba de anunciar su retiro
definitivo de la política.
Este asunto
admite otras aperturas. Los directores también son "campeones” que no pueden
perder su corona. Si la pierden no bastará con abstenerse de salir de su casa
como Hillary o comunicar que se van a la suya como Sarkozy. En el caso de los
dictadores, pedido el poder, a menudo sobreviene la tragedia. Mussolini,
Anastasio Somoza, el matrimonio Ceausescu, Kadafi, entre otros, quedaron solos
y no encontraron un agujero en la tierra donde esconderse.
En la antigua
Grecia las tragedias eran obras teatrales que tenían un sentido purificador
para el espectador.
El Estado
consideraba tan importante la concurrencia que regalaba las entradas a quien no
podía pagarla. Estas piezas señalaban constantes en los acontecimientos humanos
Constituían una advertencia. Algo así como un aviso de tormentas del servicio
costero a las embarcaciones pequeñas, que son los hombres.
Aquello que le
ocurría al protagonista podía ocurrirle a cualquiera. Hoy diríamos que servían
para curarse en salud.
La desmesura del
personaje, entendida como transgresión de límites, era la razón de su caída.
Aquel pueblo definía la desmesura como "la violencia ebria de los poderosos
hacia los débiles”. Las acciones desbordadas, el delirio de grandeza, la
egolatría, la soberbia, la jactancia, la prepotencia, la omnipotencia, la sin razón eran faltas que arrastraban al
individuo hacia el abismo. Es posible identificar estas conductas en acontecimientos
históricos significativos, pero también en la vida diaria. La desmesura es
siempre la antesala de algún revolcón.
Algunos líderes
políticos deberían ir más seguidos al teatro.