Por Diego Manusovich

Abandono municipal

domingo, 9 de octubre de 2016 · 00:36

 

Los sucesivos gobiernos locales, desde la explosión económica del 2004, se dedicaron a contemplar cómo aumentaban la cantidad de motos y autos en la vía pública. Pusieron semáforos y bicisendas, cámaras de TV y Guardia Urbana; pero ninguna de estas iniciativas resolvió el problema.

Lo cierto es que hoy no hay sendas peatonales pintadas, ni carteles abundantes que enseñen el respeto común a las normas. Hoy, cualquier esquina de la ciudad, es un atentado a la convivencia. Hoy, cualquier esquina, es un test instantáneo que nos muestra como un espejo nuestra falta de educación colectiva. No es uno ni son dos los que infringen por día una norma en la calle. Son miles y miles a cada minuto en las diferentes esquinas. Es un nuevo hábito surrealista que desafía nuestra calidad de vida.

Creer que se aprende con lomos de burro, vallas o cámaras de TV es tan infantil como ilusorio. Son artefactos que reprimen presuponiendo que el otro es un animal salvaje. Con este supuesto deberíamos tener lomos de burro en todas las calles de nuestro partido, cámaras vigiladoras en cada esquina y un policía por familia. Activar, por el contrario, una cultura de la responsabilidad en todos los ciudadanos, permite que la convivencia funcione las 24 horas sin importar si hay una cámara, un policía u otro mecanismo de control.

Los seres humanos sólo aprendemos cuando se nos enseña con técnicas apropiadas y esa acción, para que dé sus frutos, tiene que ser parte de un proyecto gubernamental serio y constante.

Las respuestas reales y profundas siempre son idiosincráticas y culturales. Involucran aspectos de infraestructura como señales fijas, móviles y demarcaciones en los espacios públicos. Y aspectos formativos con nuestros agentes públicos (Policía, Guardia Urbana y Defensa Civil) presentes en jardines de infantes, escuelas, colegios y aulas universitarias. En las plazas los días domingo y en los bares durante la noche.

Hay muchas propuestas en el mundo y muy eficientes para lograr cambios asombrosos en pocos meses, pero la clave es siempre la misma: un gobierno con ganas de convocar a expertos para resolver sus problemas. No podemos consultar a un fabricante de fideos, a un dentista o a un vendedor de paraguas. Las convivencias viales de hoy son ni más ni menos que representaciones culturales propias de una sociedad que ha sido abandonada por el Estado. En los últimos 15 años sólo ha recibido cordón cuneta, piedra caliza, cloaca, luminarias, plazas secas, canteros con flores, etc.

Cada infraestructura es valiosa porque permite mejorar la "calidad de vida física” de nuestras familias; pero se ha hecho poco y nada para mejorar la "calidad de vida educativa y humana”.

Hay una pesada herencia de un gobierno local a otro y esto parece un triste rasgo omnipotente de quienes llegan al poder comunal. La falta de formación hace que los problemas sigan su curso, despertando la angustia de aquellos vecinos que sí cumplen puntillosos las normas, en los espacios comunes.

Seguimos pensando.-

 

P.D. Gracias a todos los amig@s que compraron mi novela El Pedagogo en Adagio. Ya repusimos stock. ¡Espero los comentarios en la página de Facebook! ¡Abrazo grande y gracias por el apoyo! Diego.-

Comentarios

9/10/2016 | 18:03
#164795
Concuerdo en casi todo Lo que decis. Salvo en eximir de responsabilidad al gobierno nacional desde 2004.