Por Diego Manusovich
Comunidad local
Desde hace mucho tiempo, los gobiernos locales se acostumbraron a admitir que no alcanza para mucho la recaudación de tasas municipales. Ya todos reconocemos que "la tasa debe ser casi simbólica” y que todo el sustento de nuestro sistema estatal debe provenir desde las coparticipaciones provinciales.
Cada vez más nuestros representantes locales tienen que salir a "mendigar” para lograr flujos de dinero complementarios. La sensación de los ciudadanos de a pie sería así: "que acá nos jodan lo menos posible con impuestos, lo que se necesite para desarrollar la ciudad, lo pongan la provincia o la nación”
Creo que hay, en ese mandamiento filosófico, una triste mirada acerca del valor de "comunidad”. ¿Cómo es posible que algunos paguemos 180 pesos mensuales cuando un pollo para un almuerzo familiar vale lo mismo? ¿Cómo es posible que gastemos muchísimo más en salidas con amigos, ropa, abono sideral del cable, etc?
Hay un terrible error en el sentido comunicativo del valor de nuestros tributos colectivos. Apuntalar al Estado chivilcoyano debe ser un "imperativo social” de enorme trascendencia para cada uno de nosotros. El aporte que cada familia hacemos al Estado local, debe ser vivido como el "primer y más valioso acuerdo de convivencia, bienestar y progreso”
¿Cómo vamos a tener un laboratorio de ciencia y tecnología en cada escuela con $ 180 de aporte mensual? ¿Cómo vamos a tener todas las sendas peatonales pintadas y nuestras calles llenas de carteles educativos que refuercen nuestra convivencia social, con $ 180 de aporte mensual por familia? ¿Cómo vamos a colocar piedra caliza o asfalto en nuestras calles si cada uno de nosotros pone $ 180 por mes? ¿Y libros en nuestras escuelas? ¿Y viajes didácticos de nuestros jóvenes a nuestras industrias locales? ¿Y cómo vamos a apalancar nuestros micro emprendimientos juveniles para sustituir desde acá algunos productos que traemos desde otras partes del país o el extranjero? ¿Cómo vamos a ayudar a revocar sus casas a las familias empobrecidas que aún no pudieron hacerlo?
Nuestro primer lazo es tributario. Nuestro primer útero común es el aporte real al gran sistema de convivencia que entre todos creamos que es el Estado. Por supeusto que nos corresponden coparticipaciones por el IVA, los Ingresos Brutos y el Impuesto a las Ganancias de todos nosotros también; pero con el correr de la historia se ha ido deteriorando la idea primaria de "lazo local” que transparenta un esfuerzo realista y bello de sostener con aínco nuestros progresos locales.
No podemos seguir tributando dos mangos y pretender vivir como en Dinamarca. En los países nórdicos, por ejemplo, todo el mundo aporta entre el 48 y el 51% de sus ingresos para el Estado. Es una enorme y monstruosa masa de dinero que sirve, lisa y llanamente, para fortalecer y generar equidad en esas poblaciones que son las más felices y desarrolladas del mundo.
El estacionamiento medido podría ser una nueva herramienta que vuelva a darnos la oportunidad de fortalecer económicamente a nuestro municipio. Pero no. El litro de nafta vale $ 20 mangos ¿y la hora estará sólo $ 10? Otro desperdicio histórico. Gente de clase media, con autos que vales más de $ 150.000 como mínimo, pagando nafta a $ 20 mangos el litro, una cubierta a $ 1.600 y un estacionamiento a $ 10 por hora.
No hay desarrollo social sin inversión de recursos económicos que permitan mejorar nuestras infraestructuras y nuestra educación.
Este jueguito de pagar poquito y exigir muchito es parte de nuestro pintoresco subdesarrollo.
Seguimos pensando.-