Sólo buenas intenciones

Muchas veces me pregunto cómo piensan y hacen política pública nuestros políticos locales. Me refiero a cómo piensan y deciden qué es lo urgente, qué lo importante y qué lo accesorio a la hora de generar gestión y gobierno. ¿De dónde salen las preocupaciones? ¿Cómo arman sus prioridades? ¿Quién o quiénes son las personas que generan la agenda estratégica de un funcionario o un candidato a Concejal?

Yo aspiro a que nuestros representantes sean cada vez más profesionales. Hay tantos sueños en juego y tantos dolores que resolver siempre que sería inconcebible que las herramientas de cambio se apoyen en intuiciones u olfatos. ¿Ponen en marcha nuestros candidatos sistemas de recolección de información? ¿Ponen en marcha sistemas para encuestar qué le pasa a la gente en qué barrio o en qué pueblo de nuestro partido? ¿Hay un relevamiento formal y periódico que indague las preocupaciones de los jóvenes, los empresarios o los más humildes?

Ser candidato a un puesto representativo es algo muy serio. Por lo menos yo lo siento así. Tener ganas, pero tener muchas ganas de representar al pueblo es sólo el 25% de la cosa. "Ser buena gente y no robar” es algo mínimo a esta altura de la civilización y la convivencia democrática. Necesitamos gente que se forme y que atraiga a sus equipos a aquellos conciudadanos más formados en cada área para que nuestras respuestas y proyectos desde el Estado, sean realmente equitativos y contundentes. Hay muchas chivilcoyanas y chivilcoyanos con excelentes currículums profesionales y que, en su campo de conocimiento, son excelentes recursos humanos.

Pero no nos vayamos al siguiente capítulo, ahora estamos preguntándonos, ¿cómo indagan nuestra realidad los candidatos? Me atrevo a decir que casi todos y todas se informan por la opinión de amigos, adeptos, conocidos que son los que están cerca de su círculo social y político; pero, lamento decirlo, esto no es indagar lo que el pueblo sueña o necesita. No podemos irnos de vacaciones si no sabemos a dónde queremos ir… ¿a las montañas? ¿a la playa? ¿a las sierras?. Necesitamos información precisa y confiable que pueda ser recolectada a través de mecanismos serios y juiciosos. Todos tenemos necesidades en relación a nuestros espacios públicos, a nuestra realidad socio ambiental y a nuestro futuro colectivo. Todos tenemos unas cuantas cosas para decir pero nadie viene a preguntarlas. Nadie se acerca a preguntarle profesionalmente al pueblo qué quiere o qué necesita para su felicidad.

Los candidatos y los propios funcionarios de gobierno se guían únicamente por una subjetividad plagada de caprichos. Señoras y señores: basta de creer que tienen la posta. Basta de creer que saben interpretar lo que le pasa al pueblo, eso es un síntoma como mínimo ególatra e ignorante. Estudien, investiguen y trabajen con equipos formados para que el camino al desarrollo no de tantas vueltas innecesarias.

Nuestros sueños no pueden quedar en manos sólo de gente con buenas intenciones.

Seguimos pensando.-