Opinión

Inundaciones

Por Carlos Dellepiane
jueves, 27 de agosto de 2015 · 00:00

Las últimas inundaciones han afectado a un sinnúmero de distritos de nuestra provincia y varios de ellos han visto desbordados sus cascos urbanos. En 1884 el naturalista Florentino Ameghino observando el problema de las inundaciones publicó un trabajo llamado a alertar sobre el tema de las canalizaciones. Este trabajo puede consultarse completo en Internet (Las secas y las inundaciones en la provincia de Buenos Aires. Obras de retención y no de desagües).

Allí señalaba que a un ciclo húmedo sobreviene uno seco. De allí que los reservorios de agua en lagunas, bajos o depresiones deben mantenerse porque actúan como imprescindibles reguladores del sistema climático. Además, estos reservorios alimentan los acuíferos que aseguran la provisión de agua a las poblaciones. En otras palabras, si no conservamos estos reservorios y permitimos que las aguas, en lugar de evaporarse o infiltrarse en el suelo, vayan por los canales de desagüe, al mar sin más, en el período seco las lluvias serán más escasas y por lo tanto, más largos y sensibles los períodos de grandes seq uías. Asimismo, si usamos la vara económica para medir veremos que a la larga las pérdidas serán mayores que las ganancias, En consecuencia no se trata de volcar alegremente, en el menor tiempo posible, el agua dulce al mar. Al mar debe ir solo el excedente, el resto debe mantenerse en los reservorios naturales, los que en todo caso deben mejorarse para que cumplan acabadamente con su papel regular del clima. Las obras que se realicen sobre las distintas cuencas deben orientarse a asegurar este propósito.

¿Qué ha ocurrido en estos más de cien años? Pues, el Estado ha realizado obras que no siempre han consultado esa necesidad. También ha autorizado emprendimientos inmobiliarios sobre humedales que son disecados sin medir adecuadamente el impacto ambiental. Por su parte, muchos particulares han sembrado el territorio de canales clandestinos. Estas intervenciones que están prohibidas, a medida se justifican diciendo "estamos recuperando tierras para la producción”, cuando en realidad están creando un problema ambiental de envergadura y en muchas ocasiones, aumentando el riesgo para los asentamientos poblacionales. Los banqueros americanos para señalar que todo se paga, con una cuota de brutalidad, suelen decir "no hay almuerzos gratis”. En el tema que nos ocupa también todo se paga, como estamos observando. Esto me recuerda a quienes, con la excusa de la poda, terminan asesinando al árbol.

Asistimos a un cambio climático, es cierto, pero causado en buena medida por la acción del hombre. Frente a lo que estamos viviendo, es hora de sentar a Ameghino nuevamente a nuestra mesa. Para algunos quizás resulte una presencia incómoda, pero ineludible si queremos salir de éste cuadro de emergencias reiteradas. Algunos discursos que se escuchan suelen estar teñidos por intereses. Ameghino está fuera de toda sospecha. Su cabeza está limpia, solo lo animaba el deseo de servir a su comunidad. Murió pobre hace mucho tiempo.

Este maestro de la ciencia argentina, reconocido en el mundo entero, nació en Luján. Todavía se conserva en la calle Las Heras 466, entre Colón e Italia, la humilde casa donde vivió con sus padres y hermanos. En esa vivienda, que se encuentra a cuatro cuadras del Río Luján, su padre trabajaba como zapatero. En las riberas de ese río, el mismo que es noticia por las inundaciones, valga la paradoja, este gran argentino, siendo un niño aún, comenzó a recolectar huesos y moluscos que luego estudiaba, clasificaba y coleccionaba.

Confrontando lo que ha escrito Ameghino sobre éstas cuestiones con las argumentaciones de todo tipo que vemos en éstos días en las pantallas de televisión, se me ocurre pensar cuánta razón tienen aquellos que, refiriéndose a los grandes autores de la literatura, afirman "para novedad, los clásicos”.

 

Carlos Dellepiane

Comentarios

3/9/2015 | 22:59
#164793
Guardo celosamente un diploma firmado por Carlos, en reconocimiento a mi tarea como fiscal de mesa, a comienzos de los años '90. Lástima que no pude ubicarlo, pese a haberlo intentado por diferentes medios, para que me acercara su testimonio para el libro El intendente que volvió a los andamios: Edgar Angel Frígoli. Fue protagonista de aquella gestión, como presidente del HCD y militante de la gloriosa JP. Escribió José Yapor.
3/9/2015 | 22:50
#164792
Cada vez que El Pato escribe una nota me tomo el trabajo de leerla, porque sé que encontraré argumentos serios y una opinión sólida. Más allá de las miradas divergentes que podamos tener sobre la realidad actual, lo considero un peronista de ley que, por su capacidad y preparación, mereció mayor fortuna en su carrera política. Además, al igual que su papá Cachilo, su mamá Porota y su hermana Mara, excelentes vecinos del barrio de la Plaza Mitre. Escribió José Yapor (Pepino)
31/8/2015 | 20:03
#164791
Como siempre Carlos da gusto leer tus reflexiones, lástima que quienes gobiernan se olvidan de los que alguna vez pasaron con éxito por la función pública y pueden aportar ideas para la solución de muchos de los problemas actuales.