Por Diego Manusovich

La trampa de las amistades

domingo, 5 de julio de 2015 · 00:00

Hay gente que adoramos, son gente loca y divertida que suele animarnos la vida.Hay gente muy especial en esta ciudad que te llenade alegría y hacen que la vida se sienta realmente acompañada. Con algunos amigos hablamos de deportes, con otros de política, con otros de literatura, películas, modas o pesca. Con algunos filosofamos y con otros sólo podemos comer y tomar toda la noche. Hay amigos para todos los gustos y eso reconforta el espíritu. Pero si uno fuera candidato a algún cargo representativo ¿se rodearía de estos amigos divertidos y confiables?

Hoy quiero pensar con ustedes qué lugar le dan nuestros representantes de todos los partidos y cargos diversos a rodearse de gente amiga. ¿Puede ser asesor de un Concejal un fiel amigo de la secundaria? ¿Es necesario designar a un Director o Secretario sólo porque es alguien confiable y nos entiende con un abrir y cerrar de ojos? ¿Qué lugar le dan a profesionales realmente formados en cada lugar del organigrama público?

Este dilema no es chivilcoyano, bonaerense o argentino; es universal. Los equipos militantes que acompañan a los candidatos suelen luego ocupar los espacios de gestión. Funcionan como premios al esfuerzo, el coraje y la lealtad construida durante años a la espera de gestionar o acompañar procesos históricos. Pero vale la pena preguntarse cuál es el límite y si no vale la pena reinterpretar el sentido trascendente de dirigir los destinos de nuestras instituciones. Digo: si uno se rodea sólo de amigos con excelente voluntad vamos a tener una gestión plagada de seres divinos y a prueba de todo pero... ¿eso es lo que necesita nuestro pueblo? ¿nuestros ciudadanos necesitan funcionarios y representantes asistidos y asesorados por gente sólo laburadora y fraternal?

Mnno, claro que no.

Si uno pasaría un scaner imaginario por los asesores de los Concejales y por los funcionarios públicos en nuestro Estado Municipal desde el resurgimiento de la Democracia, veremos que esta matriz responde casi al realismo mágico. Casi la totalidad de los funcionarios que conducen nuestro Estado y nuestras representaciones políticas no están formados o no tienen colaboradores formados en las áreas en las cuales son protagonistas.

La cantidad de gente que se aventura a gestionar o candidatearse sólo con una sonrisa y mucha voluntad es pasmosa. Por eso, este tema no es potestad de tal o cual partido, tal o cual institución; es una llamativa marca cultural que atraviesa a nuestras organizaciones políticas y comunitarias.

Cuando en nuestras casas se rompe un caño no llamamos a un peluquero. Cuando queremos ampliar el comedor no llamamos a un mecánico; pero sí ponemos al frente de departamentos o secretarías a gente que sólo tiene la sonrisa o el escudo del partido en la solapa del saco.

Entiendo que debemos rodearnos para la gestión o para llevar adelante un mandato de gente querida que nos de fuerzas, que luche con nosotros codo a codo para poder vencer obstáculos de toda índole, pero me parece que nos fuimos al carajo.

No tiene sentido dar nombres porque esta es una práctica sumamente extendida desde hace 32 años (sólo por tomar el regreso de la Democracia como punto de partida) hasta ahora. Gente que tiene incluso profesiones diametralmente opuestas al desarrollo de sus funciones.

Sugiero dar un salto cualitativo para nuestra amada Democracia. Cada puesto de gestión tiene que ser ocupado por el mejor ser humano profesional de nuestra ciudad.

Hay que hacer búsquedas formales, auditorías de currículums, concursos estrictos de antecedentes, competencia de proyectos, planes y estrategias... lo que sea! Pero comencemos un nuevo tiempo más potente, más serio y más maduro.

Un Estado y un gobierno profesional, apasionado y con un andamiaje ideológico claro son las únicas llaves para convertir el crecimiento en desarrollo real.

Seguimos pensando.

Comentarios

6/7/2015 | 13:58
#164794
Los inteligentes gobiernan con los más capaces, los mediocres gobiernan con los amigos y parientes y los incapaces gobiernan con los obsecuentes, aplaudidores y el si facil (Napoleón Bonaparte). Parecería ser que lo primero escacea y lo segundo abunda en la política lugareña y como en la economía lo que abunda es barato y lo escaso es caro.(será esa la explicación de tanta mediocridad)