Opinión

Basta de comedias

Por Diego Manusovich
domingo, 12 de abril de 2015 · 00:00

Voy a ser antipático. Voy a conversar en voz alta y a compartir debates internos.

No sé cuán cerca o lejos nos encontrará ideológicamente pero prefiero siempre ser fiel y honesto con ustedes.

Me molesta sobremanera que casi la única actividad de la policía sea perseguir a quienes portan o consumen sustancias alucinógenas. Me resulta muy chocante que sea tapa cotidianade los medios la persecución, el decomiso y aprisionamiento de todo ser humano que cargue en su bolsillo o en su mano alguna sustancia para impactar en su emocionalidad.

Yo elijo el vóley, el piano, escribir columnas de opinión y algunas cosas más. Otros toman cerveza en forma compulsiva o activan su cerebro consumiendo videos hot en los grupos de Whatsapp. Algunos estimulan su emocionalidad corriendo 42 km al rayo del sol o andando en bicicleta de noche por la ruta cuando los camiones silban el peligro al borde de la carretera. Hay chicas que hacen danza frenéticamente 6 horas por día y otros que lobotomizan su ser jugando a la playstation de lunes a lunes.

¿Y, cuál es el problema? Gran parte del mundo ya va liberando la prohibición del consumo de drogas para terminar de una vez por todas con esta doble moral hipócrita que tanto envilece a este mundo pacato.

Yo no necesito consumir ninguna sustancia para sentir felicidad, pero puedo perfectamente admitir que algún otro ser humano sí la necesite. Es muy fácil entender que el "otro” no es como yo y puede necesitar algún tipo de diversión o pasatiempo diferente. Ahora sí, TODOS sabemos perfectamente que cualquier consumo excesivo y compulsivo conlleva a un deterioro de la salud. Todas las personas que consumen cualquier tipo de sustancia saben que les produce placer pero a la larga costos altos en sus cuerpos... ¿y, cuál es el problema? Ellos deciden libremente que ese es un camino posible y necesario ¿y entonces? ¿voy a obligarlos a que les guste tocar el piano o coleccionar mariposas?

Sé que las leyes están para cumplirse y por ahora se sigue penando el consumo público y la tenencia para tráfico, pero me parece que hay leyes que sonmuchísimo más peligrosas que sí son pasadas por alto. Cada semáforo de Chivilcoy es una comedia. Cada calle y cada esquina en donde se pone en juego una norma vial es una verdadera y risueña comedia disparatada. Cruces de semáforos en rojo, manejos en contramano, invasión de sendas peatonales, motos sin luces y sin espejitos, etc.

Y la policía no aparece. No, no aparece. Lo único que les importa es perseguir a la gente que en su individualidad decide consumir sustancias que sólo impactan en forma privada. Pero en cambio la violación a las normas que si afectan a terceros, ni pelota. ¿Te acordás cuando la policía tenía coraje (no voy a usar otro calificativo aunque me tiente) para hacer sonar el silbato y cumplir con el orden vial? No estoy hablando de los años del terror, estoy hablando de aquella cultura en que la policía cumplía ese papel vital que nos permite ordenar mínimamente nuestra convivencia coridiana.

Un flaco cruzando en rojo puede matar a mi hija que viene en bicicleta.

Una señora sin luces puede matar a tu viejo que viene en sentido contrario.

Una chica sin espejos retrovisores en su moto puede matar a tu tío que es tan buen tipo.

La adicción afecta la salud de quien la consume y es una verdadera lástima que esto ocurra ya que la mayoría de la gente aprendimos a ser felices sin meter en nuestro cuerpo agentes tan nocivos, pero sigue siendo una decisión privada, muy privada. En cambio la calle, la vía pública, es el lugar en donde nos encontramos todos con nuestras inocencias intactas y ninguno de nosotros merece ser asesinado voluntariamente por alguien que burla una señal o una conducta de tránsito.

Es una vergüenza que nuestras fuerzas públicas busquen hasta abajo de la cama a los que deciden particularmente consumir estupefacientes a sabiendas con los riesgos para su vida y abandonen al 99,9% de los chivilcoyanos a su suerte en el encuentro vial de todos los días.

Los asesinos infraganti están visibles las 24 hs. sin hacer inteligencia, sólo hace falta una fuerza honesta y trabajadora que se dedique a combatir el delito más grave y vergonzoso que lastima nuestra convivencia.

Seguimos pensando.

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