Por Marcelo Elías*

¿Todos tendremos un televisor?

Quizás en poco tiempo los videos en internet y los programas en línea superen el uso del viejo y omnipresente aparato
lunes, 23 de febrero de 2015 · 11:41


Desde fines de los ’60, todos los ’70 y ’80 del pasado siglo XX sonaba Piero con "Yo tengo usted tiene/ todos tenemos un televisor, (…) a las 12, a las 15, / a las 18 y a las 22/ los hombres civilizados / encendemos el televisor”. Reflejaba una época en la que nadie podía siquiera suponer, imaginar o conjeturar sobre la posibilidad de tener un teléfono móvil y mucho menos una computadora en su celular, utilizar la Internet en los espacios públicos mediante el sistema de conexión inalámbrica -más conocido por la marca registrada "Wi-fi-, mirarse con el interlocutor del otro lado del ordenador en una conversación en tiempo real o mandar una foto sacada en el momento a cientos de miles de kilómetros.El avance frenético de las comunicaciones nos cambian los modos de vida personal, de las relaciones laborales, sociales, entre los hombres, las naciones, las culturas y las religiones. Generando un debate ético en el que, por ejemplo, la Iglesia Católica, afirma que "El libre aluvión de imágenes y palabras a escala mundial (…) está transformando la misma comprensión del mundo". [Documento "Ética e Internet” del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales, Ciudad. del Vaticano, 22/02/02].Ellas marcan el fin de los tiempos modernos, el ingreso a lo que se denomina la posmodernidad. Interpelando a las organizaciones políticas, sociales y gremiales, a los Estados y Gobiernos.

¿Es posible que sigan funcionando verticales, centralizadas, cerradas y lentas en un mundo en que la información fluye de manera horizontal, abierta y veloz?

¿Es razonable que sus esquemas de funcionamiento y sus mecanismos decisorios sigan con formatos de la época del teléfono fijo y el fax, y a veces, por qué no, del telégrafo?

¿Es lógico que sus dirigentes sigan haciendo discursos totalizadores cuando se ha superado la competencia entre las dos ideologías cerradas que dominaron más de dos tercios del siglo pasado?

¿Es operativo que continúen hablándole a públicos homogéneos cuando cada día hay más segmentación, diversidad y especificidad?

¿Pueden seguir utilizando los mismos mecanismos de relación con los ciudadanos y pretender ocupar los mismos espacios cuando los medios y los instrumentos de relacionamiento son clara y objetivamente otros?

En un mundo globalizado e hiperconectado ¿qué tipo de organización habrá que darse?, ¿surgirá alguno estable de acuerdo a los viejos parámetros?

La canción de Piero reflejaba un tipo de comunicación: la TV, signada por una oferta escasa y una demanda "contemplativa” e inalterable, con pocos flujos informativos y nada de actividad por parte del público.

Hoy tenemos una oferta infinita con una audiencia absolutamente demandante y ávida de información.

Los televidentes, sobre todo los jóvenes, pasan del consumo "lineal” de TV hacia un consumo "en diferido” y "a la carta” en una "segunda pantalla” (ordenador, tableta, Smartphone). De receptores pasivos están yendo, mediante el uso masivo de las redes sociales, a una dimensión absolutamente nueva: la de productores-consumidores (prosumers).

Las respuestas, quizás, estén en que comprendamos -particularmente los que tengamos vocación por las responsabilidades públicas- que las comunicaciones sociales y las ciencias de la información, como alude aquel documento referido, "usadas con sabiduría y exclusivamente para el bien” son "maravillosos inventos de la técnica que ya hacen mucho para afrontar las necesidades humanas y pueden hacer aún mucho más”.

 

*Expresidente de la Convención de la UCR de la Provincia de Buenos Aires; Expresidente del Comité UCR Bragado; Expresidente del Bloque UCR de la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires; Exsecretario de Gobierno de la Municipalidad de Bragado.


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