Por Leandro Crespi

Mauricio Macri - Daniel Scioli: el postre de la carrera electoral

domingo, 22 de noviembre de 2015 · 00:00

Qué alivio dice uno de 35 años que ya se cansó de votar en este año. Uno que pasa los 50 más allá de algunas molestias sabe lo que significa la diferencia entre votar en un sistema democrático y vivir en una dictadura. Claro que hay variables económicas que a veces atentan contra el sistema y hasta hay políticos que también lo hacen. Son como esos policías que se corrompen y se convierten en delincuentes y dejan su lugar honorable y de servicio a la comunidad.

Algunos son detectados por el conjunto social otros quedan en las penumbras del poder y nuestra Justicia lenta, domesticada y errática muchas veces permite estos desaguisados de impunidad.

La cuestión es que hoy, 22 de noviembre, el País tendrá un nuevo presidente electo que deberá asumir casi de apuro, ya que gobernadores, intendentes y hasta los concejales electos han tenido más de un mes para prepararse en sus nuevas labores.

Tanto Scioli como Macri marcarán un fin de ciclo que tuvo dos períodos bien definidos. El primero que se inició con el presidente Eduardo Duhalde y que continuó el presidente Néstor Kirchner con Roberto Lavagna en el Ministerio de Economía y el de la presidenta actual con Julio Cobos de vicepresidente ausente durante cuatro años. Y con Amado Boudou que, lejos de cualquier liderazgo, sólo podría haber satisfecho a la titular del Ejecutivo Nacional hasta que se enteró que la llamaba la mami. Fue un gusto personal caro que no dejó de pagar al cabo de cuatro años.

Mauricio Macri que inició una vida pública con su presidencia futbolera, se hizo conocido en una primera etapa y con sus 8 años al frente de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires logró lo que parecía un espejismo en el desierto: estar a las puertas de la Casa Rosada.

Daniel Scioli -para sí mismo- hace años que pensaba en su futura presidencia. Nunca la tuvo fácil con los Kirchner pero nunca habrá llegado a imaginar cuán dificultosa iba a ser su llegada, sobre todo en el año de campaña electoral desde que Randazzo pegó el portazo en las narices de Cristina.

Se abre una nueva etapa en la cual tendrá mucho que ver el perdón.

El Dr. Roberto Abdala -psiquiatra- ha dicho que las personas sanas son las que disfrutan, ríen con frecuencia, se olvidan de cosas desagradables y pueden perdonar las ofensas. Que perdonar no es un sentimiento sino una decisión interna para beneficio propio y no un favor para quien causó un daño emocional.

Que liberarse del resentimiento estimula el sistema parasimpático y además aumenta la oxitocina, hormona que se relaciona con sentimientos de amor y bienestar. Sin duda perdonar y también pedir perdón ayudan a vivir mejor.

Y yo agrego, ojalá el conjunto social y nuestros representantes sepan utilizar el perdón, ya que habrá pocas divisas, mucha inflación, muchos problemas por resolver y encima con una representación política que deberá apelar al diálogo y a la consulta permanente. Que deberá negociar en el buen sentido las medidas para la política del País. Sin dudas, el perdón y la templanza no deberían ser convidados de piedra en la nueva etapa que se inicia este día 22 de noviembre y que, por primera vez, nos puso ante una opción de dos a nosotros -argentinos- acostumbrados a tener un menú de opciones que muchísimas veces nos llevó a dudar de los platos por esa enorme variedad.

 

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