Por Diego Manusovich

Arriba los corazones

domingo, 7 de diciembre de 2014 · 00:00

Se acerca fin de año. Este pasó sin dudas demasiado rápido. Otro año en que nuestra Democracia sigue en pie, fuerte, madura…

Tengo la suerte de viajar bastante por Latinoamérica por cuestiones de trabajo y déjenme decirles, esto es un verdadero y prometedor paraíso. No! No digo que todo esté perfecto (en el paraíso también faltaba el deseo… jajaja) digo que comparados con otros países hemos logrado resucitarnos del horror en forma admirable.

A pesar del genocidio industrial de Martinez de Hoz y Cavallo en donde las fábricas caían como castillos de arena; en estos últimos tiempos volvimos a rearmar nuestros tejidos productivos con el ahínco de un pueblo tesonero.

A pesar del poder recontraconcentrado de algunas multinacionales que ya en los 90 se alzaron con un montón de empresas locales de capital argentino y que se llevan dólares de ganancia al exterior, a pesar del acoso de los fondos buitres y de los grupos económicos mezquinos de la mano de Clarín y La Nación; hoy seguimos de pie.

A pesar de los apocalípsis que nos quieren inventar a cada paso, a pesar del terror que siembran todo el tiempo a los oyentes de Radio Mitre y Radio 10, a pesar de todos los miedos que vaticinan y provocan por micrófono, letra escrita o cámara de televisión que se encienda; nosotros seguimos laburando y laburando. Por supuesto que no estamos creciendo al 7 u 8 por ciento de los primeros años de este modelo de desarrollo, pero estamos aferrados como nunca a no ir en reversa a pesar de los vientos huracanados de un mundo occidental neoconservador que cruje de desigualdad y codicia.

A pesar de todo el enorme saqueo que tuvo nuestro país durante su historia nosotros pudimos rearmar nuestras herramientas productivas y caminar despacito hacia la luz al final del túnel. A pesar de los pesares las Abuelas de Plaza de Mayo encontraron al nieto 116 entre los silencios cobardes de los militares asesinos.

Así es la naturaleza humana. Nuestra peor parte es codiciosa, xenófoba, violativa y cobarde hasta el hartazgo. ¿Qué les costará a esta casta inmunda de milicos retirados mandar aunque sea mensajes anónimos de donde podrían las familias buscar los restos de los 30.000 desaparecidos?

¿Qué les costará a los inmundos economistas del modelo neoconservador de los 90 que ahora ofician de cronistas en Clarín, La Nación, TN y Radio Mitre; guardar silencio respetuoso de un país que intenta levantarse de sus malas recetas y augurios?

Coherencia. Razonabilidad. Respeto por la historia. Respeto por las mayorías. Democracia.

Si esta ruta del crecimiento se sigue apalancando con más educación y valores podemos seguir aspirando a reconstruir definitivamente nuestra patria. Si el crecimiento, si el valor productivo, el trabajo digno y los derechos básicos están cubiertos; entonces podemos decir que nuestra generación militante está haciendo historia.

Entonces no te quedes quieto mirando la transformación desde tu sillón. Militá tus sueños sin callar tus ideales. Al final, las mayorías gobiernan.

Seguimos pensando.-

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