El lado oscuro de la vida...

Por LUIS E. ROSITTO
lunes, 17 de noviembre de 2014 · 13:04


 

A veces pasan cosas buenas. Nos pasan cosas buenas. Y, a veces, eso mismo hace que no miremos el otro lado de las cosas. Se habla del otro. Pero ¿y el otro qué piensa de nosotros, de quienes deciden por su vida, sus logros y su futuro?

¿Te has puesto a pensar cuánta gente está viviendo del lado oscuro de la vida?

La deshumanización y el individualismo de estos tiempos que nos tocan vivir, hacen estragos. El materialismo y el éxito son como un monstruo insaciable que deglute sueños, ideales, destinos y escupe sin parar desesperación, depresiones, anorexia, desencanto, pánico, prostitución.

El hombre come Dios y caga Diablo.

Cada vez es más la gente que vive de rodillas, mendigando sus cinco minutos de gloria que le permitan salvarse. ¿Salvarse de qué? Con fórmulas vacías de contenido, copiadas y recicladas hasta el hartazgo, se amasan fortunas. No me molestan las cuentas bancarias, pero sí los ejemplos. Los nuevos ídolos de barro de la sociedad viven sus vidas. No me molesta el dinero, sí la ostentación.

Me preocupa la pobreza endémica que arrasa con las inquietudes y las esperanzas de tanta gente joven. Me aterra la desidia de los que gobiernan para unos pocos. Así esos pocos sean mil, diez mil o diez millones de personas.

Me preocupa la cara de póker de algunos políticos que sonríen y perdonan públicamente insultos y acusaciones que serían como para morirse -literalmente hablando- de vergüenza.

Me preocupan las insondables y, físicamente lejanas, cuentas bancarias de esos políticos, porque es dinero robado a los sueños del pueblo. Me preocupa que el pueblo -no todo- admire su "viveza". Me preocupan los ojos de esa niña que vende su cuerpo. Lo regala para comer, o para vestirse como vio en televisión.

"Te pueden pagar mil dólares por un beso, pero solo te pagarán cincuenta centavos por tu alma", dijo Marilyn Monroe. Y lo sufrió en muerte propia.

Hoy más que nunca "ser pobre es morir antes", le gritó una integrante de los pueblos originarios a un expresidente. Y me preocupa. Me indigna este "cambalache problemático y febril", donde "el que no llora no mama y el que no afana es un gil".

Me preocupan tantos jóvenes enganchados en la política con el anzuelo del dinero.

Ya no está Discepolín para escribir el Cambalache del siglo XXI, aunque a veces creo que ni se hubiera animado.

Me preocupa que la lealtad se mida en servilismo y no esté dirigida a sus verdaderos depositarios, históricamente dejados de lado.

Me preocupan el silencio y el olvido.

Me preocupa que nadie escuchó gritar a Julio López y a Estela Mena.

Igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches se nos ha mezclao la vida...

¿Te preocupa?

 

 

 

 

 


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