Restaurantes
Temor, bolsillo, frío y deliverys
La noche del sábado en Chivilcoy reflejó el momento que se vive producto de la pandemia del COVID-19.Dar una vuelta un sábado por la noche, por las calles de la ciudad, especialmente por los lugares donde la familia salía a cenar prepandemia, nos muestra con crudeza, los efectos de este virus que nos tiene a todos en el mismo camino, el de la angustia y la preocupación.
Son las dos caras, las que debemos reflejar, por un lado la gente, los consumidores de los restaurantes, los que salían a comer afuera de su casa los sábados por la noche, estos son los que tienen temor y una economía restringida, en menor medida y de acuerdo a las edades, el frío, del otro lado los propietarios de estos negocios, que sienten el impacto y no pueden hacerle frente a los gastos.
El sábado a la noche, a la hora que la gente suele salir a cenar afuera, LA RAZON, realizó una recorrida rápida, por aquellos lugares que, antes de la pandemia, tenían la totalidad de mesas cubiertas y con gente esperando turno para ingresar (Racing Club, Bar Colón, Comedor D´Amelio, Lozana), sin embargo, nos encontramos con algunos cerrados y los que estuvieron abiertos, con muy poca asistencia.
Falta la otra pata del momento y son los deliverys; cruzamos treinta y cinco motos con sus respectivas cajas llevando los pedidos a las familias; estamos seguros que fueron muchos más a lo largo del horario permitido, algunos de los comedores y otros particulares. La pregunta es, ¿se acostumbró la gente a esta nueva modalidad? ¿Se siente cómoda y arriesga menos su salud?...
A los negocios que trabajan con el sistema de delivery, ¿les alcanza? Les significa sólo un 10 %, 15%, lo hacen para cumplir con aquellos clientes que hoy no se animan a salir, una forma también de mantener la actividad, aunque no les rinda, el producido no les permite absorber tan sólo el costo del personal de cocina.