Informe especial

Aplazos en la escuela: premio al mérito o una educación inclusiva

El regreso al sistema de calificación numérica anunciado por la Provincia generó opiniones diversas en directivos y docentes.
lunes, 16 de mayo de 2016 · 12:23

La decisión del gobierno de la Provincia de Buenos Aires de volver al sistema de aplazos y calificaciones numéricas ha generado polémica entre los docentes, de acuerdo a un informe realizado por el diario LA RAZÓN.

Los alumnos de cuarto a sexto grado de los establecimientos bonaerenses volverán a convivir con las calificaciones 1,2 y 3 en su transitar educativo, en caso que sus conocimientos no alcancen los parámetros establecidos.

El lunes se llevará a cabo una reunión de jefes distritales en la ciudad de 9 de Julio, donde estará la responsable del área de nuestra ciudad, Liliana Varela. Posterior a ese encuentro, se reunirá con las inspectoras de educación primaria, para luego dar a conocerlo formalmente, según se informó desde la repartición local.

 

Experiencia

Conocedores que aun está en implementación la vuelta al sistema de aplazos, LA RAZÓN requirió la opinión de docentes y padres de distintos establecimientos educativos respecto al impacto, positivo o negativo, que tendría la medida.

Una de las opiniones, señala que  "parece que cada vez que hay un cambio de gobierno, es necesario terminar con lo hecho por el anterior” y expresa sus dudas ante la modalidad de las calificaciones. "Deberían trabajar para solucionar problemas más acuciantes en el aula, como la falta de mobiliario o de Internet, algo tan necesario para nuestro trabajo”.

Otra opinión habla de la utilidad de la medida en el sentido que sirve como parámetro, para docentes y padres, del rendimiento del niño en el aula. "Con un número podemos ver qué le falta, cuánto le falta, por qué llegó a esa nota y de esa manera podemos acercarnos a las respuestas para ir eliminando las causas que justifican el aplazo”.

Además se tocó el sistema de evaluación aun en vigencia: "Colocar una letra como ‘S’ (suficiente), es un significado muy amplio y ambiguo. No es lo mismo un 8 que un 6, considero que una nota numérica es más clara. La nota numérica irá complementado con una tarea que es el seguimiento del alumno en su trayecto educativo”, dijo la docente.

La necesidad de cambios más profundos y el esfuerzo de los alumnos, también se mencionó en las opiniones.  "Hay una falta total del lenguaje, que puede deberse a una situación social, generacional”.

"Hoy en día el chico tiene a su alcance los medios digitales, pero para eso también es necesario que lea bien, que comprenda e interprete. Lo cierto es que tienen escaso vocabulario y la falla está en las currículas, es necesario dar un giro de 360 grados, porque estamos peor que antes, las reformas de los años 90 nos llevaron a esto”, se evaluó.

Asimismo, se resaltó que "venir a la escuela es un compromiso y un esfuerzo, porque sino es todo fácil. El niño de primer año tiene que venir, estar en clase, volver a su casa y hacer la tarea, esforzarse, no como hasta ahora en que ‘total, el nene pasa de año’”.

 

"Escuela exclusiva”

También hubo opiniones contrarias a la medida, por el hecho de lo que significa una calificación numérica. "Tendrá un impacto perjudicial’ y surgió la pregunta  ¿para qué sirve un aplazo?” y la demanda de "una reestructuración tiene que ser más amplia”.

"¿Cómo vamos a aplazar los docentes si en nuestra formación no nos aplazan? Estos cambios los hacen para mejorar el nivel de la educación, pero para eso debe haber más gente capacitada. Trabajamos con contenidos prescriptos y diseñados en toda la Provincia, basados en la Ley de 2007, pero no hubo adaptación a esos contenidos”.

Asimismo, se valoró que el gobierno anterior "dio las oportunidades para adaptarse a esas modalidades, lo mismo que los gremios, pero no todos lo hicieron, aun hay mucho por hacer”. Y puntualizaron que "no se puede sacar a la escuela del contexto del alumno y faltan recursos humanos, por ejemplo, en la primaria debería ser como el nivel inicial en que hay dos docentes en el aula”.

Y respecto al tema de los aplazos, la opinión es que "para exigir una nota en la calificación, primero tenés que brindar conocimientos. Un aplazo es un castigo, pero qué hay detrás?, cada alumno tiene un problemática”.

 "La escuela tiene que tener una función social, el chico debe ver más allá del número de la calificación” y afirmó después que "la falla no está en el alumno sino en el sistema y el método de los aplazos generaría que el chico deja las aulas”.

A su vez, Aluminé Kwist, docente de la Escuela Nº 56, dijo que "es el amor el que hace la revolución” y agrega. "Es el amor el que propicia espacios de aprendizaje de los más diversos; y definitivamente amar a un/a alumnos / a nada tiene que ver con aplazarlo con el peso innecesario de un 2, sabiendo el costo psicológico quizá irreversible que tendrá sobre quien lo reciba”.

"Encuentro que este tipo de formas de calificación sólo generan desazón, tristeza y frustración. Los / as docentes trabajamos mucho para que nuestros / as niños /as tengan confianza en sí mismos, que se atrevan, que investiguen, pregunte, duden, interroguen y encuentren espacios de libertad en la búsqueda de conocimientos. Y no va a ser con la humillación que los alcancen”, aseguró.

 

Docentes padres

Una docente de secundaria y madre de un niño de primaria, opinó: "A mi humilde criterio es un modo no adecuado ya que el aplazo genera en el educando una brecha lastimosa entre el que alcanza los objetivos y el que no”.

"Los niños y adolescentes son víctimas de niveles alarmantes de violencia. Víctimas de quienes deberían protegerlos en distintos ámbitos llámese hogar, clubes, calle, escuela. Según los comportamientos surgen palabras como ‘castigo’, ‘aplazo’ que debe tenerse como una consecuencia educativa, que viene detrás de una actitud inadecuada del niño que quiero corregir para que él pueda aprender y auto controlarse”.

Luego opinó que "este gobierno parece tener un vacío de ideas. La resolución parece más una sanción que un proyecto. Es una medida tomada a tontas y locas por el mismo Consejo General de Educación que el año pasado dijo que había que aprobar masivamente”.

"Por otro lado – continuó- los especialistas indican que los investigadores consideran una ‘marca’ en los chicos y que los estudiantes que frecuentemente son aplazados tienen mayor tendencia a abandonar los estudios”.

"Necesitamos una Educación de inclusión donde todos nuestros niños y jóvenes no se sientan amenazados y se eduquen en un clima confortable, confiable y no juzgados en el banquillo de los acusados según sus  calificaciones”.

"Fomentar un ámbito de respeto entre docente - alumnos, entre pares y entre padres e hijos donde podamos desde la función que nos toque en esta vida acompañar la educación y el aprendizaje progresivo, sin castigos, sin sanciones trayendo a nuestras aulas más jóvenes dispuestos a aprender. Una educación para todos, una educación para la inclusión que los prepare para ser adultos pensantes y criteriosos que sean capaces de discernir entre la realidad y la mediocridad”.                        

Otro docente y padre de familia señaló: "Está más que claro que volvemos a la vulnerabilidad de los derechos, es un retroceso. Lo que habíamos ganado respecto a los pibes en la escuela, con contención, con esto de los aplazamientos lo perdemos”.

Aseguró que esta medida "es una vuelta a la escuela exclusiva, expulsiva y que no ven el contexto del pibe, no les importa, sólo una educación mercantilista, tecnicista donde la individualidad es pasada por alto, sólo importa volver a ser un número”.

Acotó que "no ven el golpe que significa para el chico el boletín con otro color, otra letra” y aseveró que escuchar a la gobernadora y al ministro de Educación de la Provincia hablar de méritos en los chicos "y que continuamente tenemos que estar bajo la lupa sin mirar el contexto de los chicos que educamos”.

 

Aclaramos

Vale aclarar que desde la dirección del diario LA RAZÓN se decidió no consignar las identidades de los/as docentes entrevistados, salvo un caso en que la docente pidió que no tenían problemas en que colocaran su nombre, y establecimientos educativos, ante el temor expresado por ellos de ser sancionados por la autoridad educativa de la ciudad, por su participación en el informe con sus opiniones.

 

                                                                              Por: Marcos C. Isla Burcez.

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