Profeta en su tierra

Hace algunos días, a través de un video documental, se realizó un más que merecido reconocimiento a Carlos Armando Costanzo, procurador, poeta, fundador y director por concurso del Archivo Literario Municipal.

Hablar de Carlitos es hablar de alguien que, desde un perfil absolutamente bajo, sin estridencias, sin declaraciones ni posturas altisonantes, ha sabido ganarse un lugar en el sentimiento de quienes habitamos este amado suelo.

En una sociedad donde muchos nos matamos para ser los primeros en la fila de la exposición y la figuración, donde dejamos jirones de vida para pagar el viaje a Europa para disfrutarlo al contarlo a los amigos. Cuando nos empeñamos para comprar el auto que despertará el celo en nuestros vecinos, Carlitos nos demuestra, desde la coherencia de sus actos, que existe otra manera de asumir la existencia y pasar por este mundo.

Desde la timidez de su sonrisa, desde su entrañable bicicleta con corneta, desde si inquebrantable honestidad como funcionario, desde sus valores morales, desde el conocimiento al milímetro de la historia lugareña y desde la simpleza de su poesía, ha logrado convertirse en un personaje querible, de aquellos que pertenecen al pequeño grupo de elegidos que el colectivo popular atesora para siempre y traslada de generación en generación.

Seguramente, desde su sencillez, Carlos nos mirará asombrados por el enfoque materialista que hemos escogido para consumir nuestra existencia terrenal. Pero, seguramente, también sentirá en su corazón el cariño y el afecto que un pueblo (su pueblo) le brinda día a día, convirtiéndolo en profeta en su propia tierra, lo que no es poca cosa en estos alocados tiempos de narcisismos, soberbias, ingratitudes y olvidos.

Horacio Alberto Vero